Nada nuevo bajo el sol. Detrás de cada español
aficionado al deporte rey hay un
seleccionador frustrado que cuestiona cada convocatoria de
Luis Enrique, quien, como todo entrenador, tiene sus
filias y sus
fobias. Le gustan unos, a los que va a llamar siempre
estén como estén o hayan jugando mucho o poco con sus equipos, mientras que otros no le hacen '
tilín', por mucho que se salgan con los clubes que les pagan. La supuesta meritocracia no está olvidada, porque es cierto que el asturiano ha demostrado ser inmune a las críticas y ha contado con futbolistas insultantemente
jóvenes que se han adaptado como un guante a la '
Roja', aunque sí se echa en falta que premie a jugadores que han merecido, al menos, la
oportunidad de estrenarse o de volver a enfundarse la camiseta nacional.
A Sevilla hace bastante que no mira el otrora míster del Barcelona, que da
una de cal y otra de arena al referirse a la lista definitiva para el
Mundial de Qatar 2022, por primera vez incrustado en medio del curso, a lo
Copa de África, y no en el verano anterior a la temporada en sí. Por lo tanto, dio a entender que, si alguien que no está yendo a la selección arranca la 22/23
como un tiro, le hará hueco, dando esperanzas a los
Álex Moreno, Juanmi, Borja Iglesias, Canales, Jesús Navas, Rafa Mir o Joan Jordán, por citar algunos que estuvieron en las famosas
prelistas. Sin embargo, su última coartada para no llamar a otros atacantes que encajen en su
1-4-3-3 es, como poco,
cuestionable. En realidad, los números demuestran que su coartada no es más que una
falacia.
Argumenta Luis Enrique que, para él, "hay
características tipo para todos los
delanteros en la selección, sean extremos o 'nueves'. En esta concentración, todos pueden jugar de '9' o 'falso 9'. Tienen que venir
a asociarse, a generar superioridades (...) Existen unas condiciones claras que tienen todos los delanteros" que convoca: "Las
exigimos en la selección y algunos en su clubes no las muestran. Si las cumplen, vuelven; si no, pues buscamos otra opción. Han de ser
el primer defensor, correr como locos cuando no tenemos el balón. Lo tiene el
70% mínimo, por lo que deben cumplir con una serie de movimientos y, sin balón, su actitud debe ser bestial; son los primeros defensores claramente. Sin ellos, la selección no tendría alto nivel defensivo".
Hasta aquí, perfecto. Pero, como resume la mayoría de las
interacciones que ha tenido
la información publicada ayer por esta página web con las declaraciones del seleccionador nacional sobre el perfil deseado en sus puntas, parece que ha visto
poco o nada los encuentros de dos de los señalados, casos de
Juanmi y Borja Iglesias, llamados en el
Betis no solamente a marcar tantos (
39 entre los dos esta campaña, contando todas las competiciones y sin los dos que no les asignaron, el autogol de Manolo Reina en Mallorca y el del portero del Celtic en Glasgow), sino a 'matarse' en la
presión para
recuperar balones o forzar errores en la salida de los rivales. De hecho, analizando únicamente la estadística de balones recuperados por los ocupantes de las tres plazas de arriba en la 'Roja' de la presente citación, más la de los que se han quedado fuera, queda algo claro: la explicación de Luis Enrique
no se sostiene.
El 'Panda' y Rafa Mir quedan fuera, porque ahí sus números son inferiores, pero, por ejemplo,
cinco de los siete delanteros de la selección tienen registros defensivos peores que los de Juanmi y Aspas. Y se tienen en cuenta únicamente los duelos ligueros para que todos tengan las mismas oportunidades, porque algunos no disputaron competiciones europeas ni llegaron lejos en la Copa del Rey o la de los países en que militan. Con estos condicionantes, el de Coín presenta
106 robos (3,21 por partido), mientras que Iago recuperó
107 (3,05 de promedio). Únicamente
Dani Olmo (62 y 3,26) y Sarabia (90 y 3,10) están por encima en este apartado que los 'pichichis' de Betis y Celta:
- Asensio 83 (2,67)?
- Morata 88 (2,51)
- Ferrán Torres 44 (2,44)
- De Tomás 67 (1,97)
- Ansu Fati 10 (1,00).