Se ha centrado el
debate en el
Sevilla durante meses en la posición que debe ocupar
Ivan Rakitic en el campo. Mediapunta o mediocentro. Mediocentro o mediapunta. De eso, se decía, dependía toda suerte del equipo de
Unai Emery. Con el paso de las jornadas, el vasco ha atisbado que resulta conveniente jugar lejos de casa con un doble pivote defensivo y el suizo-croata por delante, ya que el equipo anfitrión suele llevar el peso del partido y le resulta así más fácil defender, sintiéndose los suyos más seguros, al dejar menos espacios y tapar las vías de pase rival. En el
Sánchez Pizjuán, sin embargo, el que está obligado moralmente a dominar es el
Sevilla. Por ello,
Rakitic debe actuar como ´cerebro´, casi de ´5´.
En la sala de prensa, se le cuestionaba a
Emery el sábado por quién es mejor acompañante para el ex del Schalke: si, no estando
M´Bia, debía ser
Iborra en lugar de
Carriço, para que el portugués formara pareja en la zaga con
Fazio. Resulta obvio que el argentino se siente más seguro al lado de Carriço, pero el problema de este Sevilla con 4-4-2 está más arriba: en la delantera. Ante el
Levante, actuaron
Bacca y
Gameiro desde el inicio. No sólo porque son los mejores, sino porque son los únicos que quedan. Ninguno, sin embargo, estuvo bien. Y no sólo ante el
Levante, sino que esta circunstancia se repite cada vez que están ambos sobre el verde. Ni se buscan, ni se encuentran. Apoyan esta teoría los datos. El sábado, fueron los hombres de campo que menos balones tocaron y sólo realizaron
dos disparos a puerta cada uno, aun teniendo el
Sevilla un abrumador 80% de posesión durante algunos compases del encuentro. La falta de entendimiento entre ambos, además, es absoluta.
Gameiro le dio un único pase a
Bacca y éste, seis al galo, si bien cuatro de ellos fueron en saques desde el centro del campo: tres tras los goles del
Levante y otro al comenzar la segunda parte, cuando le tocaba poner el cuero en juego a los nervionenses.
Bacca y
Gameiro, por semejantes, son pocos complementarios. Más bien nada. Ninguno destaca en el juego aéreo; ambos rápidos, le gusta el balón al espacio, son pocos asociativos, caen a las bandas y dejan al equipo sin referencia, y, cuando reciben el cuero, sólo tienen la portería rival entre ceja y ceja. Por eso, no se ven, pese a estar uno junto al otro. El único ariete distinto, el único complementario con ambos de forma independiente, era
Rusescu, más posicional y asociativo. Sólo él sabía aguantar el balón, levantar la cabeza y mirar más allá de los tres palos. El rumano ya no está, ni tampoco nadie que le haya reemplazado. Iban a ser él,
Bacca y
Postiga, fichaje frustrado, los atacantes del Sevilla 13/14, pero
Gameiro se puso a tiro, tras años intentando ficharle. Que
Bacca sea su ´gemelo´ no frenó un fichaje muy deseado. A día de hoy, no obstante, el francés y el cafetero siguen sin entenderse, algo que no se le escapa a
Emery. "Utilizar esa dupla es algo que tenemos que mejorar. Nos ha salido bien en algunos partidos y tenemos que estar preparados para jugar con dos puntas", dijo antes de recibir a los granotas. Y sigue sin compenetrarles. Entre ambos, de hecho, sólo han fabricado dos de los 67 tantos (el 2,9%) que ha firmado el Sevilla esta temporada entre todas las competiciones. En definitiva, el de Hondarribia cuenta con dos grandes delanteros, pero, cuando juegan juntos, parece no tener ninguno.