Que el francés
Steven Nzonzi sea hoy día el segundo jugador de campo que más minutos acumula en la plantilla sevillista, con 1.343', sólo superado por su compatriota
Clément Lenglet (1.527'), habiendo participado en 15 de los 17 partidos que ha estado al frente del banquillo el napolitano (le ha dado descanso ante el
Alavés y el
Málaga) y sumando ya más minutos que los que acumuló con
Eduardo Berizzo al frente del equipo (1.225' en 16 partidos), es un auténtico milagro comparable a la 'multiplicación de los panes y los peces' que recogen los
Evangelios o la conversión del 'agua en vino' de las
Bodas de Caná.
Algo que se antojaba totalmente imposible antes de Navidad, cuando una discusión del galo con Berizzo en el vestuario sevillista durante el descanso del partido de
Champions frente al
Liverpool en el
Sánchez-Pizjuán provocó que el técnico argentino acabara tirando de jerarquía y lo apartara del equipo por declararse en clara rebeldía, como ya le ocurriera en el
Celta de Vigo con
Orellana.
Una tensión que alejó a
Nzonzi de las convocatorias del
'Toto' y que empujó al futbolista a hacer unas declaraciones en su país en las que no sólo salió mal parado el por entonces entrenador sevillista, sino también el director deportivo
Óscar Arias y la entidad en sí.
Unos momentos de máxima tensión que auguraban la salida de
Steven Nzonzi en enero, como era la intención del futbolista, quien ya solicitó su marcha en verano, cuando no llegó a Nervión ninguna oferta que alcanzara los
40 millones de euros que marca su cláusula de rescisión. Es decir, un mal negocio que, de no ser por el trabajo en silencio de los distintos departamentos de la entidad blanquirroja, hubiera acabado con
Steven Nzonzi lejos de
Nervión a cambio de una cantidad lejana a los 40 kilos de su cláusula.
Un 'milagro' en el que, lógicamente, ha tenido mucho que ver el cambio de entrenador y la llegada de
Vincenzo Montella, pero que como ha podido conocer este diario, habría sido totalmente imposible si en el club, además, no hubieran tratado el tema con mano izquierda y, en lugar de ponerse a las bravas (lo que habría devaluado a uno de los mayores activos de los que dispone el club) optaran por intentar hacerle ver al futbolista las cosas de otra manera, arropándolo en un momento complicado en lo personal y dándole libertad para visitar a su hijo, en Inglaterra.
Un apoyo que hoy, con
Montella en el banquillo, ha posibilitado que
Nzonzi haya vuelto a brillar en el centro del campo sevillista, posibilitando que este verano, si el francés acaba saliendo como sigue siendo su deseo, deje en las arcas blanquirrojas unos suculentos ingresos que ya se daban por perdido meses atrás.