Marca, vuelve al banquillo, se pasa un par de partidos sin jugar, completa otro partidazo, vuelve a desaparecer del once sevillista... Wissan Ben Yedder es prisionero de un injusto bucle que no tiene en cuenta los méritos. Máximo goleador del equipo nervionense en las dos últimas temporadas, 'pichichi' histórico del club en la Champions... algo malo le deben ver los entrenadores cuando el franco-tunecino ha sido suplente con Sampaoli, con Berizzo, con Montella, con Caparrós y ahora con Machín; pero siempre que juega su aportación es mayúscula.
Por números, 42 goles en 92 partidos, debería ser un fijo; pero el ex del Toulouse no protesta. Sólo habla en el campo. Ayer hizo una demostración gráfica de lo que significa la palabra revulsivo.
Salió después del descanso y, en los tres primeros balones que tocó, puso de gol al Mudo, marcó un tanto anulado por el VAR y se plantó ante David Soria forzando un penalti que las cámaras dejaron sin efecto por fuera de juego previo.
Aitor Torvisco1 min lectura