Causalidad, no casualidad

Causalidad, no casualidad
- Alejandro Sáez
Alejandro SáezAlejandro Sáez 2 min lectura
Partido complejo para el Sevilla en Ipurua, donde el Eibar presionó mucho desde el inicio y en el que los de Nervión contaron con demasiados problemas para retener el balón en sus pies, tanto a la hora de intentar darle algo de pausa al fútbol como a la hora de salir abiertamente a la contra, como tanto gusta a los de Machín.

No dieron tregua los armeros, que apretaban muy arriba y buscaban el balón estuviera donde estuviera, obligando así al Sevilla a arriesgar en el pase corto, lo que dificultaba aún más su juego. Mientras tanto, los de Pablo Machín no se achantaron en el cuerpo a cuerpo en un encuentro en el que el fútbol brilló por su ausencia, tal y como exigía el fútbol local.

Pese a ello, los de Nervión gozaron de las ocasiones más claras, en las botas de Pablo Sarabia hasta en dos ocasiones. Con el 'Mudo' Vázquez acumulando kilómetros en su briega y con Banega arriesgando y perdiendo más de lo esperado durante los primeros 45', los blanquirrojos fueron a más con el paso de los minutos, consiguiendo abrir la lata en el inicio de la segunda mitad.

Con el 0-1, el Eibar se dedicó a colgar balones al área defendida por Vaclik, dejando más espacios atrás, lo que aprovechó el Sevilla para entrar. Unas manos de Cote en el área propiciaron el 0-2 de penalti, justo antes de que cediera una valla en el sector de la afición sevillista, que celebraba el gol de Banega. Un inesperado parón de algo menos de diez minutos que enfrió a todos. En el epílogo, Machín pasó a su 3-5-2-1 tradicional, esperando al Eibar atrás y saliendo a la contra. Un triunfo que redondeó Banega en el añadido (ya van cuatro consecutivos) y que no es sinónimo de la casualidad, sino de la causalidad: su pólvora arriba.
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