Marcha
tercero en Liga y ha logrado pasar de ronda tanto en la
Europa League como en la Copa del Rey. Para quienes sólo miran el resultado, no hay motivos para la alarma en Nervión. Pero no cabe duda de que el buen
Sevilla FC construido por Monchi y Lopetegui tiene un serio déficit ante el arco contrario. Y es para estar preocupados.
Han corrido ríos de tinta sobre la falta de puntería de sus delanteros.
De Jong, que sólo suma dos tantos, se fue silbado ante el Villarreal;
Chicharito Hernández ve pasar las oportunidades yendo a menos en cada encuentro, después de haber hecho dos dianas en Europa y sólo una en Liga; y
Dabbur, el gran reclamado por la afición, tampoco está sabiendo aprovechar sus últimas ocasiones después de alimentar las esperanzas con sus tres goles en la competición continental.
Sólo
Munir, 'picichi' del equipo con siete tantos entre todas las competiciones, parece tener ese olfato goleador que precisa un aspirante a todo como el Sevilla. Pero los problemas ante la portería rival van mucho más allá del acierto de sus puntas y tiene mucho que ver con
el estilo implantado por Lopetegui, que prioriza el control en la medular y sacrifica un mayor desborde, si bien en este punto, como en la delantera, también hay que mirar a la planificación de
Monchi, pues salvo Ocampos, no hay jugadores de banda que marquen la diferencia.
Debe el técnico sevillista, cuanto antes, darle una vuelta de tuerca a su ideario para buscar una mayor profundidad y, sobre todo,
una mejor gestión de las acciones ofensivas. Porque la solidez de la que presumen los nervionenses no siempre va a ser suficiente para cantar victoria en encuentros muy apretados. Ante el
Villarreal, de hecho, llegaron dos despistes defensivos y costó la derrota. Y contra el
Bergantiños, este pasado miércoles en Copa, a punto estuvo de llegar el susto tras
un fallo de Bono.
Sólo se atisban dos soluciones. O ese necesario giro de tuerca del entrenador o
acudir al mercado invernal en busca de un 'killer' de garantías. Y es que, aunque la segunda línea e incluso la defensa están subsanando la alarmante falta de gol de la delantera, lo cierto es que
los registros anotadores de este Sevilla son de los peores en este siglo, con 21 goles en 17 jornadas y una media de poco más de un gol por encuentro (1,2). En la última década, de hecho, sólo hubo dos campañas con menos tantos a favor a estas alturas de Liga: los 20 que anotó el equipo dirigido por
Berizzo en la 17/18 y los 17 de la 11/12, con
Marcelino al frente.
Lejos quedan los 36 goles anotados en las 18 primeras jornadas por el Sevilla de
Sampaoli, récord de este siglo junto a
la histórica 06/07, con Juande Ramos en el banquillo; los 32 que sumaba el equipo de
Emery en la 13/14 y que ya se dieron en la 07/08, e incluso los 30 de la pasada campaña con
Pablo Machín. Y es que, en las 19 temporadas disputadas por los nervionenses en Primera en el siglo XXI, desde su último ascenso,
sólo hay cuatro con peores guarismos realizadores: las dos mencionadas, la 02/03, la peor en este sentido con 15 dianas, y la 05/06, con 17.
Sólo en Europa, ante rivales asequibles, ha exhibido el Sevilla de Lopetegui una buena dosis de pólvora, al anotar 14 tantos en seis encuentros, si bien en el último,
ante el APOEL, se quedó a cero, con un penalti fallado incluido. Y desde entonces, la falta de 'punch' se está haciendo cada vez más evidente, como se demostró en Copa ante el modesto Bergantiños, donde
tuvo que ser un defensa (Koundé) y a balón parado quien decantara la balanza, como ya hizo Diego Carlos en Liga ante el Leganés.
Dicho todo esto, también hay que apuntar que el Sevilla
sólo se ha quedado dos partidos sin marcar en Liga (ante Madrid y Barça), pero sólo cinco veces marcó más de un gol y únicamente ante la Real Sociedad hizo tres. El resto, hasta
10 partidos de 17 con una sola diana, lo que hace que el equipo viva siempre en el alambre y quede atenuado todo lo bueno que realiza en otras facetas. Le salva, de momento, su solidez. Pues, si a nivel ofensivo hay hasta diez equipos de Primera que marcan más, en defensa, por contra,
es el quinto menos goleado con 17 tantos recibidos. Esto arroja una diferencia de +4 que, pese a todo, está muy lejos, por ejemplo, del +13 del curso pasado a estas alturas y que también ha sido mejorada muchas otras veces en este siglo.
Hay motivos para la reflexión y urge actuar para que las dudas no se conviertan en un serio problema.