Jesús Joaquín Fernández Sáenz de la Torre, más conocido como
Suso, es nuevo jugador del Sevilla FC. El gaditano hace pocas horas cumplió su sueño de
volver a jugar en su tierra, en su querida Andalucía, para recuperar confianza, minutos y
ganarse una llamada para la próxima Eurocopa.
Antes amado, luego odiado. Un día irremplazable, el día siguiente criticado. Hoy mesías, mañana hombre mercado. En otras palabras, podemos decir que
sus cinco años en el Milan fueron un eterno columpio de emociones y sensaciones muy diferentes entre ellas.
Sin embargo, con
sus 24 goles y 31 asistencias en un total de 153 partidos, el extremo de 26 años
fue muchas veces el mejor entre los peores. No depende claramente de él si tuvo la mala suerte de jugar en el Milan menos ambicioso de la historia: un club sin certezas, proyectos y programación, que solamente en esta última temporada - especialmente a partir de enero, tras el regreso de
Zlatan Ibrahimovic- empezó a levantar la cabeza. Un nuevo camino que, con
Stefano Pioli en el banquillo, acabó dejando
progresivamente de lado exactamente a Suso. De hecho, los últimos cuatro encuentros de los italianos significaron otras tantas exclusiones para él.
El suspenso por parte del nuevo entrenador del Milan fue evidente y sorprendente, porque
hasta ahora Suso se había perdido apenas 21 partidos en tres temporadas y media, la mayoría por
lesiones o sanciones. Estadísticas que confirman muy bien el papel de protagonista que siempre, o casi, tuvo en 'La Scala del Calcio'.
Más detalladamente, después de
un breve paréntesis cedido en el Genoa (enero-junio 2016), el ex futbolista del Liverpool empezó con 37 partidos,
7 goles y 8 asistencias en la 2016-2017 y 50 partidos,
8 goles y 11 asistencias en la 2017-2018, continuó con 41 partidos,
8 goles y 9 asistencias en la 2018-2019 y terminó con 17 partidos
, 1 gol y 2 asistencias en la primera mitad de la 2019-2020.
La pregunta nace así espontánea:
¿por qué el Milan quiso venderle con tanta insistencia? Su rendimiento reciente no fue positivo, esto es cierto. Como es cierto que, en sus años italianos,
le faltó un poco de continuidad y constancia, mostrando siempre poder dar un paso más, sin conseguir hacerlo nunca.
¿Por razones tácticas? También.
Extremo, media punta, mediocentro, número 10...
Suso fue probado, y desnaturalizado, en cada posición y en el 'Diavolo' jamás entendieron cómo sacar afuera todo su potencial. Pero sobre todo por
su neta ruptura con la afición. El español se convirtió poco a poco en el
chivo expiatorio de todo el equipo: pitado cada domingo, criticado por su estilo de juego muy centralizador e invitado a marcharse cuanto antes con
el incómodo hashtag #SusoOut en redes sociales.
De esta manera, Suso
perdió progresivamente entusiasmo y fuerza mental,
cambió de agente y empezó a buscar la salida mejor para relanzar su carrera lejos de la Serie A.
Fue precisamente así que nació la idea Sevilla, el club que más le llamó la atención.
Jesús Joaquín Fernández Sáenz de la Torre, en efecto,
nunca tuvo dudas: decidió enseguida
apostar por el entrenador quien le hizo debutar en la selección, por
un conjunto histórico y ganador, y empezar una nueva aventura con un objetivo muy claro en la cabeza
: convertir los pitos de los tifosi rossoneri en los aplausos de los nervionenses, reencontrando la sonrisa y volviendo a dibujar fútbol como pocos saben hacer hoy en día.
Y no podían haber condiciones económicas mejores para Monchi... A pesar de ser evaluado más de 30 millones de euros y de haber tenido en pasado cláusul
a de hasta 40 millones (por eso fracasaron todas las negociaciones,
incluso la con el Sevilla FC en verano), Suso llegó a Nervión cedido con una opción de compra que se será
obligatoria exclusivamente en determinadas condiciones. Es decir,
exclusivamente si las cosas le irán bien. ¿Qué más se podría pedir? El futuro del gaditano ahora está todo en sus manos. Y en las de su mentor Lopetegui, por supuesto.