Resulta extraño que
Julen Lopetegui se salga del guion en sus comparecencias de prensa, pero no hace mucho dejó caer que esperaba más de
Munir El Haddadi. El hispano-marroquí,
ni extremo ni delantero, sino segundo punta en un equipo que juega
sin segundo punta, tenía realmente complicado hacerse con un hueco tanto arriba como en los extremos... hasta que se lesionó
Lucas Ocampos y se marchó a préstamo
Oussama Idrissi.
Y, desde entonces,
se ha convertido en la solución del técnico vasco para paliar la
falta de profundidad por fuera del equipo. Jugando por fuera, pero apareciendo mucho por dentro, el ex del FC Barcelona
ha marcados dos tantos y ha dado una asistencia en los últimos tres encuentros de LaLiga del Sevilla FC. Y en El Sadar fue, realmente,
determinante.
Y ya no por
servir el 0-2 a Luuk de Jong. Sobre todo, porque
supo correr a la espalda de un Osasuna que opuso
un bloque defensivo muy alto para defender en pocos metros e impedir el juego asociativo del Sevilla; y, al hacerlo,
logró estirar las líneas rojillas y que apareciesen por dentro
espacios para progresar.
Lopetegui debía rotar, pero también tenía que presente que Munir
fue clave igualmente en el mismo escenario la pasada temporada, al firmar el 0-1 tras un excelente pase de
Éver Banega. Y lo del hispano-marrioquí no es sólo cuestión de estar teniendo
más acierto, sino también
más resistencia, pues estando llegando a los finales del partido relativamente fresco y después de haber recorrido muchos kilómetros, cuando
se le solía achacar su falta de físico y que fuese únicamente jugador para ciertos ratos.
Desde luego, nunca viene mal que un jugador dé su mejor versión, pero la de Munir ha llegado
en el momento oportuno.
Huérfano de extremos, el Sevilla lo necesitaba.