Antonio José Medina4 min lecturaEl mal arranque de temporada de Carlos Alcaraz, con su derrota en cuartos en el Open de Australia y en semifinales en el ATP250 de Buenos Aires, contrasta con el inicio del que se considera como su rival generacional, Jannik Sinner. El tenista italiano comenzaba el año con la misma estrategia del murciano de no jugar nada antes del primer torneo del Grand Slam. Sólo cuatro tenistas en el Top-100 decidieron hacer lo mismo y jugaron su primer partido en Melbourne.
A Alcaraz no le salió bien y, aunque dio buenas sensaciones hasta cuartos del Open de Australia, ahí fue claramente superado por Alexander Zverev. Sinner, por su parte, barrió hasta semifinales, en ellas, superó a Djokovic en 'su torneo' y, en la final, remontó dos sets ante Daniil Medvedev.
Tras dos semanas de parón, retomaba su calendario en un ATP500, el de Rotterdam, donde tenía a Rublev, Rune, Hurkacz, Shapovalov, Raonic, Dimitrov, De Miñaur... como rivales. El italiano se dejaba un set por el camino -ante Monfils-, pero lograba sumar su segundo título de un año en el que aún está invicto.
Entre medias, se ha convertido en el primer italiano en meterse en el Top-3 y ya mira la matrícula de un Carlos Alcaraz que lleva, en este 2023, 2.000 puntos menos que su amigo Sinner. Las comparaciones son odiosas, pero la situación de uno y otro se mira con lupa y ahí no sale nada bien parado el español.
Pese a ello, Alcaraz se alegra de los éxitos de su amigo. "Jannik está viviendo un muy buen momento. Su nivel de tenis demuestra la confianza que tiene. Es supertrabajador y no me extraña que esté en este punto ahora mismo. Para ganarle hay que jugar a un nivel estratosférico. Me alegro por él porque es una muy buena persona y que él esté en este punto me ayuda a mí para mejorar y sacar lo mejor de mí mismo", señalaba este sábado el tenista murciano, desde Buenos Aires, nada más perder con Nicolás Jarry.
Sinner es la imagen del sacrificio que algunos le piden a Alcaraz. "Tengo que reconocer que hay que hacer muchos sacrificios para conseguir éxitos como éste, pero es clave disfrutar del proceso, hacer que el viaje sea divertido. Mi entorno se compone de grandes profesionales que hacen que el día a día sea fantástico y eso es muy necesario cuando tienes que pasar tantas horas en el gimnasio y en la cancha", afirmaba el italiano tras ganar la final de Rotterdam y anunciaba que se marchaba a casa, ya que ni había podido ver a sus padres tras ganar el Open de Australia. "Tuve que atender algunos compromisos y luego me fui a entrenar, enseguida, a Montecarlo. Esta misma tarde voy a ir a mi hogar, a San Cándido, para pasar algunos días con mi familia", afirmaba Sinner.