Entrevista ED al artista sevillano

Haze: "Es una pena, el bético siempre acaba llorando"

El rapero sevillano, bético confeso, analiza su carrera musical y los momentos vividos con la entidad verdiblanca, teniendo siempre en la memoria la canción que dedicó a afición como "homenaje" y su interpretación en Heliópolis durante el Betis-Milan del centenario: "Fue un honor".

Haze: "Es una pena, el bético siempre acaba llorando"
El conocido rapero sevillano Haze posa para ESTADIO Deportivo en el rectorado de la Universidad de Sevilla, donde estudia Filología Hispánica. - Alejandro Sáez
- Tengo entendido que está en ciernes su nuevo disco.
- Sí, ahora está sonando el primer single del futuro disco, en el que colaboro con Los Rebujitos; se llama ‘Mi Gitana’ y está funcionando muy bien. Lanzamos el 18 de mayo el videoclip y está despertando muchas visitas. Espero que sea una buena premisa para el lanzamiento.


- ¿Cuándo saldrá?
- Imagino que estará para noviembre o diciembre. Ahora, entre agosto y septiembre, grabaremos el disco, y para el invierno espero que esté en la calle.


- Parece que la música no atraviesa por su mejor momento. ¿Sufre también la crisis?
- El país está hecho una mierda, y la música también; pero con ritmo, con compás. Yo conozco a muchos artistas que lo están pasando un poquito regular y no es que yo tampoco esté ahora, precisamente, en la cresta de la ola. El país está mal, el trabajo está mal... Y la música está mal. Hay mucho recelo en cuanto a la corrupción política, por lo que la debacle en la música es la misma.


- Es usted muy futbolero y, además, bético. Tampoco pasa el Betis por su mejor momento.
- Sí. Yo siempre tengo muy presente al Betis; de vez en cuando mando un saludo a los béticos, al beticismo, a través de las redes sociales. Recuerdo frases de la canción que le dediqué por su centenario a la afición. En fin, que lo digo a viva voz y que no me importa la crítica; que algún sevillista me diga cualquier tontería por Twitter.


- ¿Cómo surgió la idea de hacer esa canción ‘verdiblanca’?
- Hubo un señor al que se le ocurrió grabar un disco, no oficial, del Betis. Con canciones para el centenario, pero era algo no oficial del club. Llamó a artistas béticos, que somos muchos, y organizó el disco. Yo quise hacer un homenaje a la afición y un resumen de la historia del Betis.


- Participó, además, el ya exbético Dani.
- Sí, se acercó conmigo al estudio e hicimos una introducción muy graciosa. En aquella época, el entrenador no lo ponía y yo le decía: ‘¿Qué pasa tío? Con todo lo que tú has dado por el Betis, que ahora el míster no se enrolla...’ Nos hartamos de reír.


- ¿Mantiene relación con algún miembro de la plantilla del Betis?
- Si te digo la verdad, ahora muy poca. Entre la universidad y el trabajo no tengo tiempo casi ni para la familia. En otro tiempo sí, pero ahora casi ninguna con la plantilla o el cuerpo técnico. Me metí a estudiar hace tres años, paso ahora a cuarto de filología hispánica y es que, entre los estudios y la música, no tengo tiempo para nada.


- ¿Cómo le va en la universidad?
- Muy bien, todo limpio; a curso por año. Soy de los que le echan horas.


- ¿Y al Betis, cómo lo ha visto este año?
- He visto a Alemania jugar muy bien al fútbol (bromea). El Betis, la verdad, es que no ha hecho una campaña muy buena. Baja a Segunda por deméritos propios. El eterno problema de nuestro equipo es quién lo lleva; casi siempre se acerca gente que parece que ilusiona a la afición, pero después, tarde o temprano, mete la pata y se acaba yendo por la puerta de atrás. No se sabe dónde está el dinero, lo poco que hay se malgasta... Un desastre. Yo creo que la directiva, la gente que decide, siempre acaba metiendo la pata y eso es una pena, porque la afición es la que acaba llorando.


- Siempre se le ha visto muy comprometido con el club y dispuesto a colaborar.
- Sí, tuve la suerte de actuar en el Betis-Milan del centenario; eso fue para mí un honor. También he coincidido con jugadores, tanto del Betis como del Sevilla, en colegios e institutos, para transmitir valores a los chavales.


- ¿Qué recuerda de ese momento antes del partido ante el Milan?
- Fue algo muy grande. Siempre he sentido los colores a hierro y tengo una anécdota. Mi abuelo, de pequeño, me hizo una foto con dos banderines en las manos; uno era del Betis y otro, curiosamente, era del Milan. Y claro, parece que era una premonición. Luego, con el paso de los años, que tenga yo que interpretar una canción mía en el campo del Betis, ante el Milan, y ante miles de béticos... Fue algo muy especial.


- ¿De dónde le viene su beticismo?
- Por mi abuelo, me hizo socio desde muy pequeñito; recién nacido. Incluso, fue noticia en la época. Ahora es algo normal, pero entonces no lo era. Él tenía muy buena relación con el club y llegó a salir en algún periódico. Toda mi familia es bética y estoy rodeado de verdiblanco por todos lados.


- ¿Cree que el hecho de que un artista se postule abiertamente de un equipo, u otro, puede perjudicarle en una ciudad tan especial como Sevilla?
- Esto es una respuesta que te doy a ti y a todos aquellos artistas que no se declaran abiertamente de un equipo u otro. Para ser artista hay que tener personalidad y, por tanto, no tener miedo a decir que eres del Betis, el Sevilla o el Real Madrid; si tienes novia, si no la tienes; si eres gay, si no lo eres... Es decir, que hay que ser una persona con principios, con criterios; que no tienes que esconder nada para vender más o para evitar perder público. Tienes que tener fundamento, si no, qué mierda de artista eres tú.


- ¿Considera que la música está tomando el camino del fútbol?
- La música y todo hoy en día. Todo es alcanzar el éxito, tener las cotas más altas de beneficio y pegar el pelotazo; yo no creo que el arte sea eso. Pero no sólo en la música, en el cine o en el fútbol. Se está industrializando la vida.


- ¿Qué opinión le merece, como bético, que ciertos futbolistas hayan sido noticia por cuestiones extradeportivas?
- Es mercantilismo y hacer negocio; es interesante hablar de un maltrato o de una mala relación de un jugador con su familia o su pareja.


- Las salidas nocturnas de alguno también han dado mucho que hablar.
- Eso va en detrimento del jugador y de su propia carrera, seguramente no alcanzará tanto éxito como otro que sea un poco más listo. Cada uno puede hacer con su vida lo que quiera, pero es cierto que hay mucha gente que se gasta en un carné de socio el dinero que no tiene y cosas así le tocan las pelotas.


- ¿Entiende que su música ha evolucionado de una más callejera a otra más comprometida con la sociedad?
- Depende del punto de vista o de la persona que se acerque a mi música. A mí se me caracteriza por hacer una música muy cercana a lo que sucede en los barrios. Pero, pese a ello, yo siempre me he acercado mucho a los temas sociales; desde la maqueta incluso. En el primer disco, no tanto; pero en el segundo, hablé del maltrato a la mujer, de la inmigración, del salto de la valla de la muerte en Melilla, el abuso de autoridad en las cárceles por parte de los funcionarios de prisión... Y así, poco a poco, he ido intercalando más canciones de tema social, pero desde el principio han estado ahí. Yo tengo 36 años ahora mismo y estoy madurando como persona y como cantautor, eso también se nota.


- El éxito le llegó gracias a Internet, ¿me equivoco?
- Bueno, fue un cúmulo de cosas. Yo saqué mi maqueta y la vendía por tres euros en el barrio. Salió de repente en la manta y en los puestecillos de los gitanos. Lo máximo fue que diera el salto al ‘Top Manta’ y que, tras ello, se difundiera por Internet. Eso es lo que llamó la atención de los medios de comunicación y así llegaron las primeras entrevistas, las discográficas, etc...


- ¿Cómo fue ese cambio?
- Fue muy emocionante. Hace once años de eso; yo era un chaval de 25 años que grabó una maqueta con la ilusión de enseñársela a sus amigos. Contaba la historia de un delincuente común del barrio, al que todos conocíamos. La gente se emocionaba, porque me conocía a mí y al chaval, que estaba preso. Y el aliciente del ritmo flamenco, que eso era una novedad; una especie de ‘Los Chichos modernos’. De repente, cuando me quise dar cuenta, no paraba de vender maquetas; estaba trabajando por aquel entonces en el Alcampo, en una tienda de deportes, y la gente no me paraba de preguntar, porque me conocía de haber salido en la tele con ‘el Lobatón’ o con ‘el Quintero’. La gente no me preguntaba si tenía una talla M de un chandal, sino que si tenía mi maqueta.


- Le cambió la vida.
- Sí. Bajó un responsable de Universal Music a Sevilla y me llevó a un restaurante de lujo; yo nunca había ido a uno de ellos. Vi ese salón neoclásico tan bonito; y un primer plato, un segundo plato... Un montón de cubiertos y de copas. Yo no estaba acostumbrado a eso. Después fui a Madrid, llegué a las oficinas de Universal y veía los postes de grandes artistas a nivel mundial. Estaba flipando, yo que había salido de Los Pajaritos, con ganas de triunfar pero sin conocer mundo. Fue impactante.


- Pero pasan los años y el éxito no es eterno.
- Yo he tenido suerte. Pese a no estar trabajando ya con una multinacional y estar haciéndolo con una discográfica independiente, tengo el apoyo de mi público y a la vista está que saco mi single ‘Mi Gitana’ y tiene mucha repercusión en YouTube, que aunque no da dinero, demuestra que hay interés. Y eso creo que es muy buena señal después de cuatro años sin sacar disco. Hay mucha gente que se ha quedado pillada, porque ha estado un tiempo ganando mucho dinero y ahora se ha topado con la realidad.


- ¿Da la música, como el fútbol, para vivir de las rentas?
- El fútbol a nivel profesional es otro rollo; eso sólo se puede comparar en la música a artistas de la talla de Alejandro Sanz o David Bisbal. A mí, tras diez años, me da para vivir, pero esto es un milagro. Haciendo rap, mezclándolo con flamenco y teniendo la etiqueta de rapero ‘cani’ y barriobajero, más complicado todavía.


- Volviendo al fútbol, ¿qué le parecen las nuevas equipaciones del Betis?
- La tercera tiene muy buena pinta, es novedosa; me recuerda al Palamós (ríe).


- ¿Es cierto que estuvo en la cárcel?
- Sí, aunque fue poco tiempo; un mes y un día. Pero vamos, un mes y un día que me cambió la vida para siempre y que me quitó las ganas de hacer más el tonto.


- ¿Cómo es la vida de un preso?
- Se divide en diferentes estados: observación, a la espera de clasificarte y meterte en un sitio o en otro; están los patios de preventivo, donde están los presos a la espera de su sentencia, y después está cumplimiento, donde ya el preso tiene sentencia firme. Yo estuve en preventivo y, además, en un patio muy tranquilo. Hablé con el educador que me atendió y le dije que lo tenía claro, que yo estaba ahí porque había robado y me había equivocado pero que no volvería a hacerlo. Entonces intentaron que mi estancia fuera lo más placentera posible. Estuve rodeado de traficantes, de exmiembros del Grapo y de algún asesino y violador, pero gente que no quería problemas y que quería pasar inadvertida allí.


- Quien está ahora preso es José María del Nido.
- Todo va en base a su estamento. Al ser una persona influyente, no tendrá una celda común; tendrá una enorme, con un buen televisor y con la ‘PlayStation’, para ver películas, si él quiere. Pero claro, él estará acostumbrado a vivir en un chalet de 1.000 metros cuadrados y, lógicamente, lo estará pasando fatal. Pero puedo asegurarte que no tan mal como un preso común.