Desde su estreno siempre ha exhibido carácter y compromiso, pero a
Brasanac se le ha resistido el protagonismo al que apuntaba en sus comienzos como verdiblanco. El serbio es un todoterreno al que a veces le falta quizás un mayor rigor táctico, tan esencial en un fútbol tan milimetrado, lo que le ha penalizado en Heliópolis, si bien ayer en La Rosaleda llamó a las puertas de Víctor con una demostración de su utilidad para el proyecto. Porque el balcánico
sustentó al Betis con su poderío físico en la primera mitad, realizando un trabajo descomunal para compensar la tibieza de sus compañeros y generando peligro con sus llegada desde atrás. A este despliegue sumó un detalle de clase que cambió el sino del partido en la reanudación, al servir un
sensacional pase filtrado a Jonas Martin para que anotara el tanto del empate. A partir de ahí, Brasanac mantuvo el nivel en la contención, siempre contundente en el corte y presente en la zona de influencia para subirse al tren de Víctor.