Lo de los lesionados en el Betis esta temporada, más que una plaga, va camino de convertirse en pandemia. No en vano, el deseo de Quique Setién de contar con una plantilla corta y polivalente, satisfecho en gran medida por la planificación de Serra Ferrer, se ha convertido en un arma de doble filo para los intereses heliopolitanos, con el mercado invernal y el filial como soluciones de magnífico resultado.
Hasta la fecha, el recuento de los efectivos que han pasado por la enfermería da miedo. Así, hasta diecinueve componentes del plantel verdiblanco en lo que va de 2017/2018 se han perdido alguna jornada del torneo de la regularidad. Únicamente Sergio León (que arrastra desde hace tiempo molestias en un talón, pero que siempre estuvo disponible), Mandi (ausente dos veces, pero por sanción), Bartra (que sí sufrió molestias en el aductor en la Bundesliga que le hicieron faltar a tres partidos), Loren, Junior (que se perdió nueve choques en el filial por su dolencia en un muslo, aunque ninguno desde su promoción), Rafa Navarro (que no cuenta para el entrenador desde la vuelta copera ante el Cádiz) y Nahuel (ya en el Barça B) han podido presumir hasta el momento de no haberse quedado aún fuera obligatoriamente por razones de índole física.
Si nada cambia, Sanabria se llevará este récord de dudoso gusto, pues acumula 17 jornadas fuera tras su artroscopia con sutura de menisco, que podrían llegar a 25 si, como muchos en el Betis temen, no vuelve a jugar esta campaña. Le siguen Campbell (22) y Feddal (21 cuando acabe el curso), al tiempo que Adán estará fuera ocho tras la intervención ayer para corregir su pubalgia, las mismas que lastraron a Francis. Boudebouz (7); Tosca (6); Dani Giménez y Narváez (5); Durmisi (4); Javi García (3); Barragán, Guardado, Camarasa, Tello, Fabián, Joaquín y Rubén Castro (2); y Jordi Amat (1) completan el parte de Urgencias en verdiblanco.
Hasta cinco operaciones de cierta relevancia (Sanabria, Campbell, Feddal, Francis y Adán, más la del cedido Álex Alegría) ha albergado un ejercicio que, paradójicamente, está terminando de la mejor manera posible para una escuadra bética que, bajo los expertos mandos de Quique Setién, ha sabido reinventarse, aprovechando la explosión de canteranos como el propio Francis, Loren y Junior, así como la recuperación de Boudebouz y la aportación de un vestuario tan cohesionado como preñado de versatilidad.
Óscar Murillo3 min lectura