LA PREVIA

Real Betis-Sevilla F.C.: La envidia de todos los partidos

Real Betis-Sevilla F.C.: La envidia de todos los partidos
- Óscar Murillo
Óscar MurilloÓscar Murillo 6 min lectura
Ya quisieran en cualquier latitud, española o foránea, contar con un electorado tan fiel y numeroso. Porque, para los que sólo sienten en verdiblanco o en blanquirrojo, no existe un sufragio más universal e irrenunciable que el de acudir puntualmente a su templo para ejercer el derecho a la voz y al voto que se ganaron por herencia familiar, predicando, a veces en el desierto, pero también por una fe inquebrantable y por una pasión desbordada cuando en el césped respondieron a sus plegarias. Nadie representa mejor la vinculación con unos colores, con una religión balompédica, con una forma de entender la vida, pues este amor, por mucho que a algunos les cueste entenderlo, trasciende el deporte.

Ya quisieran todos los directores de campaña de este bendito país contar con unas bases tan firmes como las que sustentan a estas dos instituciones centenarias y señeras que vertebran todo lo que acontece en la capital hispalense. Para las huestes heliopolitanas y nervionenses, no existe voto más útil que el de volcarse con los suyos cuando lo necesitan, aunque les hayan fallado o no acaben de responderles. Las gradas del Ramón Sánchez-Pizjuán y el Benito Villamarín ayer lo dejaron meridianamente claro: un eterno plebiscito. Aquí nadie se cansa de acudir a las urnas una y otra vez. Las que hagan falta. La papeleta es y será siempre la misma. Y, ocurra lo que ocurra en el partido, a tomar las calles antes y después de que el mundo se paralice durante noventa y tantos minutos que parecerán una eternidad o un suspiro, según lo que dicte el electrónico. A invadir Sevilla con orgullo, herido o reforzado. A pintarla con acuarelas de cromatismo limitado pero intenso, con un triángulo que alberga trece barras o con un escudo suizo de once franjas. Esto no es política, si bien se le parece un poco y casi ninguno pierde del todo.

En clave deportiva, dos entrenadores que debutan en las lides del cainismo sevillano que se empeñaron en la víspera en esconder un par de cartas. Así, Rubi desea rematar su 'resurrección' contra todo pronóstico en el banquillo bético con un triunfo en el derbi que supondría el mejor respaldo posible. Haro, Catalán, Alexis y otros consejeros han ido apareciendo en las últimas fechas cerca de un candidato del que, por aquello de la ley del fútbol, se alejaron cuando la tormenta arreciaba. La plantilla, señalada en los mentideros, se posicionó igualmente con su portavoz, que empieza a materializar sus promesas electorales, porque la fuerza de su dialéctica estaba fuera de toda duda. Por esta razón, se le concede el beneficio de la duda cuando aventura las mismas actitud y aptitud con cuatro atrás que con tres centrales, aunque lo lógico es dar continuidad a lo que funcionó en el Bernabéu.

Ésa es, salvo sorpresa mayúscula, la gran duda en el bando verdiblanco. De seguir con el 1-3-4-2-1 que arrancó un punto de la visita al Real Madrid, todo hace indicar que Mandi, Feddal y Sidnei escoltarán a Joel Robles, con Emerson y Álex Moreno abiertos en los carriles y con toda la libertad para percutir, con las espaldas cubiertas y la doble misión de controlar y fijar a Reguilón y Jesús Navas, respectivamente, sus iguales en blanquirrojo. Por dentro, Bartra en su nuevo rol de pivote y Guardado muy cerca. Canales y Fekir se moverían a su antojo en la parcela ancha y a la espalda del punta, que podría ser, por físico y rotaciones, Borja Iglesias en lugar de Loren Morón.

Pero también podría optar el míster del Maresme por restablecer la defensa de cuatro, saliendo de la ecuación probablemente Sidnei para que entraran Joaquín o Tello en la segunda línea. O, incluso, que Ismael ingrese en la sala de máquinas para tener más balón sin sacrificar despliegue físico y briega.

Por su parte, Julen Lopetegui, que sólo debe prescindir obligatoriamente del lesionado Carriço y el enfermo Bryan Gil (que tampoco es santo de su devoción, de todas formas), se guarda la convocatoria hasta unas horas antes de #ElGranDerbi, con Vaclik ofreciéndole la coartada perfecta. El meta checo, indiscutible bajo los palos nervionenses, se retiró este sábado cojeando del entrenamiento en el Sánchez-Pizjuán, preñado de sevillistas como lo estuvo por la tarde-noche de béticos el Villamarín. El ex del Basilea sufre un esguince de tobillo y es seria duda, aunque el míster vasco no lo descarta, por lo que Bono ha de esperar.

El resto de su 1-4-3-3 está casi tan claro como la alineación de su anfitrión, pues Navas y Reguilón serán los laterales de una retaguardia completada por dentro por el imponente Diego Carlos y el emergente Koundé. Fernando será el faro de una medular en la que Banega dictará sentencia, casi seguro con el 'Mudo' Vázquez y Óliver Torres muy cerca. Ellos, Joan Jordán y Nolito se disputan las dos plazas en el aire, ya que Ocampos percutirá por la derecha y todo hace indicar que Chicharito le ha ganado la partida a De Jong como referencia. Munir opositaría a gran sorpresa.
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