El pasado lunes comenzaba en Cádiz el
Concurso Oficial de Agrupaciones de Carnaval (COAC) en su modalidad de adultos, una cita de la que están pendientes miles de aficionados cada año y que éste, tras la muerte de dos de sus mayores referentes,
Juan Carlos Aragón y Manolo Santander, se espera más especial si cabe.
Son pocas las agrupaciones que han podido pisar ya las tablas del
Gran Teatro Falla, donde cada enero y febrero se dan citan los mejores coros, comparsas, chirigotas y cuartetos, pero entre las que ya han dejado su impronta en el Templo de los 'Ladrillos Coloaros' se encuentra una de las más esperadas, por haber sido la revelación del concurso anterior, los
Daddy Cadi, chirigota de Sevilla que se llevó el segundo premio de la modalidad y que esta edición se presentaba como
'Los Gipsy Scream', con un tipo de feriantes gitanos que trabajan en la casa del terror.
Los sevillanos no defraudaron en su puesta de largo, en la que aseguraban que esperaban dar
"más miedo que una carta de hacienda". Un simpático comienzo al que le acompañaron dos buenos pasodobles y una tanda de cuplés para abrir boca.
Pero, por encima casi del repetorio que presentaron en el concurso, hubo
un detalle que llamó poderosamente la atención. Y es que, dos de sus miembros, concretamente el caja y el bombo, lucieron en sus tipos
sendos escudos, uno del Betis y otro del Sevilla. Caracterizados como las gemelas de la película
'El Resplandor', los músicos llevaron hasta las tablas del Falla un particular derbi.