Claudio
Bravo es el único de los cuatro
fichajes verdiblancos en la pasada ventana de transferencias que se ha hecho claramente con la
titularidad. El chileno ha sido titular en los seis partidos (de nueve totales) en los que ha estado disponible (540 minutos), perdiéndose tres por un esguince de rodilla. El resto, apenas ha aparecido
testimonialmente, siempre para dar
descanso a un compañero de posición (
Miranda, 15' y
Víctor Ruiz, 52') o para cubrir su baja (
Montoya, 96'), aunque el lateral drecho ha estado ausente en otras ocasiones en que iba a actuar de inicio por
sanción o por
curantena, debido al contacto con un positivo.
Esta tesitura confirma que no mentían
Pellegrini y Cordón cuando avisaban en verano de que
se confiaba plenamente en la plantilla
existente y que se trataría de obtener un mayor
rendimiento de la misma. Todo cierto, aunque la afirmación tenía
truco: el Betis no podía afrontar traspasos salvo que hubiera antes alguna venta importante, frenada en un par de casos por el empeño de no
malvender a nadie. Una postura debatible, pero asentada en la planta noble del
Benito Villamarín, donde han demostrado que no tienen problemas para
financiar proyectos con las
plusvalías que generen otras operaciones. No era el
contexto adecuado para obtener las mejores ofertas por sus efectivos,
devaluados por la mala campaña 19/20 del equipo, personal o colectivamente hablando, y también por la
crisis sanitaria.
Se presenta el año
2021 con mejores
perspectivas a priori, gracias a las buenas noticias sobre las
vacunas contra el
coronavirus, aunque el presente curso se da ya casi por
amortizado en Heliópolis, ya que no se prevé el retorno del
público a los estadios de manera regular, como pronto, hasta el ejercicio que viene.
Presupuestariamente hablando, ayudaría un
acuerdo con la plantilla para que sus fichas anuales se redujeran a corto plazo y la cantidad impagada se
prorrateara durante el resto de sus
contratos, así como alguna salida invernal. Todo esto queda en el aire, aunque advierten desde La Palmera que existen otras
fórmulas legales para equilibrar balances mientras el panorama mejore.
Sea como fuere, Antonio Cordón y su nuevo equipo de colaboradores, tras la
limpia efectuada en la secretaría técnica (con casi una decena de despidos), afronta las dos próximas ventanas con ideas renovadas y la firme intención de ir conformando un bloque solvente, con dos futbolistas por puesto que generen
competencia al compañero y que puedan relevarse sin que se note en demasía el resultado. Para ello, el extremeño es consciente de que debe haber
cambios, por lo que está estudiando cada caso particular con detenimiento. En la
galería adjunta, ESTADIO Deportivo analiza la
situación de todos los miembros del plantel bético.