No se puede decir que no quiera, que no lo intente.
Nabil Fekir es un 'crack' atípico, de los que no se desconectan durante los partidos, ni aun estando ya resuelto. Es peleón, va siempre a buscar al rival y suele andar rondando el gol.
Ante el
Sevilla FC, este sábado, no puede decirse que fuese de los más destacados del encuentro, porque
Julen Lopetegui le puso a Nemanja Gudelj y Joan Jordán a perseguirle por el campo, pero el ex del Olympique de Lyon
acabó siendo productivo. Y lo hizo
desde donde más le gusta,
la derecha, pese a que
Manuel Pellegrini se empeña en ponerle por el centro, donde no termina de encontrarse.
El Gran Derbi estaba ya 1-1, el balón le cayó en los pies y
encaró con firmeza a Marcos Acuña, quien fue reculando hasta meterse dentro de su área y sacando una pierna con la que
terminó por derribarle. El mediapunta bético, pese a que
Sergio Canales había transformado la primera de las penas máximas del encuentro (la polémica),
se empeñó en lanzarlo él mismo. Para algo se lo había sacado de la chistera, pensaría. Pero no pudo festejarlo.
Fekir lo lanzó mal. Algo centrado, sin demasiada fuerza y a media altura. Y, además, se encontró con el tino de Bono, que en el del cántabro se lanzó al lado contrario. Errar desde los 11 metros para el franco-argelino supone dejar a su equipo sin ganar El Gran Derbi, sin sumar tres puntos muy necesesarios, pero en lo personal, además, propicia que se alargue un gafe que dura ya más de tres meses, pues desde
el 26 de septiembre no aporta un gol o una asistencia. Y eso que no deja de intentarlo.
Es, además,
el segundo penalti que falla esta temporada: el anterior se lo detuvo Édgar Badía, el guardamenta del Elche CF.