Quique
Setién es agua pasada ya en el
Real Betis, aunque el veterano entrenador no deja de referirse a su etapa en Heliópolis, que se prolongó por dos temporadas (
2017/2018 y 2018/2019) de las tres que firmó inicialmente. El santanderino se fue perdonando su último año y tras llegar a un acuerdo con
Ángel Haro y José Miguel López Catalán, que siempre lo tildaron de "
caballero" y que acabaron dándole la razón en su pulso con
Lorenzo Serra Ferrer, que sería el siguiente en desvincularse muy poco tiempo después de abandonar el otrora mediocampista internacional La Palmera.
Un primer curso
exitoso, especialmente en la segunda vuelta, cuando el
cambio de sistema, el fichaje de
Bartra y las promociones desde el filial de
Junior y Loren permitieron al Betis clasificarse para la
Europa League dio paso a un segundo en el que arreciaron las
críticas por el juego
horizontal, la
fragilidad en defensa y la imposibilidad de
repetir presencia en competición continental, de la que fue apeado por un
Rennes con menos nombre que otros rivales en la primera eliminatoria post Fase de Grupos, aunque se quedó a las puertas de esa séptima plaza que habría tenido premio, al tiempo que cayó en
semifinales de la Copa del Rey que, precisamente, se disputó en el
Benito Villamarín.
“En los últimos meses, hay un grupo de aficionados que
no me traga, no ve nada positivo, y me tengo que ir. Es lo que no me gusta del fútbol. Sigo
disfrutando del juego como cuando lo practicaba en mi barrio. Me encanta jugar al fútbol y me mantengo solamente por poder disfrutar jugando al fútbol. Me
encanta estar con los futbolistas, el trabajo
diario, entrenar... Pero ir a una
rueda de prensa en Sevilla, por ejemplo, es muy
duro”, afirma Setién en una entrevista con la Cadena Ser, donde recordó su polémico paso por el Barcelona: “Ya he pagado el
luto que tenía que pagar. Estando allí, me encontré con un montón de cosas que me sorprendieron, situaciones muy, muy
complicadas que no pude resolver. Pero ahora ya no hay
vuelta atrás”.