Había ganas de ver un Villamarín hasta la bandera y con la relajación de las medidas se vio una entrada de las que hacen época. Con la zona reservada para los visitantes casi vacía y huecos en las esquinas, el coliseo verdiblanco presentó una imagen que recordó mejores tiempos.
Los números dieron la razón y 39.230 espectadores poblaron las gradas. Hubo grandes colas para entrar debido a las medidas y el estadio se fue llenando poco a poco. La afición bética se hizo notar y, aunque su equipo sufrió mucho en el arranque, fue a más animado por los suyos.
La otra novedad que llegó con la relajación de las medidas fue la apertura de las barras del interior del Benito Villamarín, que pudieron disfrutar los aficionados béticos.
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