El imposible de alterar a Pellegrini

El imposible de alterar a Pellegrini
- Carlos del Barco
EFEEFE5 min lectura
El trato dispensado al internacional francés Nabil Fekir por rivales y árbitros ha logrado el imposible de alterar al técnico chileno del Real Betis, Manuel Luis Pellegrini Ripamonti, un ciudadano educado y con manifiesta tendencia a la impasibilidad que ha 'saltado' tras el partido de su equipo ente el Athletic en San Mamés.

"Es una vergüenza como tratan los árbitros a Fekir", aseveró el técnico de Santiago tras el partido perdido por los suyos por 3-2 "tras una falta que hace Fekir, después de diez o quince que no le cobraron a él", como una anterior no pitada por el árbitro antes de la que dio origen al tanto de Óscar de Marcos, el de la victoria de los 'Leones'.

Tan inusual como ver alterado al entrenador chileno, es que reciba una amonestación por protestar como la que recibió en el minuto 90 por hacerlo con una decisión del árbitro Jesús Gil Manzano, como figura en el acta del colegiado extremeño que logró sacar de sus casillas al técnico bético.

En idénticos términos a Pellegrini se pronunció el lateral diestro bético Héctor Bellerín, quien dijo que el mediapunta lionés "es el jugador que más faltas sufre y luego parece que él es el malo" y consideró que "a este tipo de jugadores hay que protegerlos: tiene calidad, recibe muchos golpes", aseveró el zaguero cedido por el Arsenal inglés.

'Sobresalto, inquietud, conmoción' o, en términos orteguianos, dependencia del influjo exterior como oposición al ensimismamiento son acepciones de la alteración que, en el caso del veterano entrenador chileno, han sido siempre absolutamente ajenas a su proceder durante su dilatada trayectoria en los banquillos.

Ni en Villarreal, ni en el Real Madrid, ni en su paso por la Premier League, ni en sus dos temporadas en el Betis se ha visto a Pellegrini decir una palabra más alta que otra ni pronunciarse sobre una actuación arbitral como hizo en la tarde de ayer en San Mamés tras la derrota de su equipo y su amonestación por Gil Manzano.

En Nabil Fekir, uno de los jugadores más talentosos si no el que más de LaLiga, se da la paradoja de ser, quizás, el futbolista al que más faltas le hacen por su forma de jugar y el que más tarjetas recibe, muchas de ellas como reacción última al trato que le dispensan los rivales y la lectura que de ello hacen los arbitrajes.

Con ocho tarjetas amarillas y una roja en una veintena de partidos, el campeón del Mundo francés es también uno de los que más faltas recibe por su riesgo a la hora de pedir el balón, protegerlo y no perderlo a base de genio y una constitución de tren inferior bajo y su desparpajo a la hora de regatear y buscar las soluciones de los buenos.

Por ello, el francés es de los que 'cobran' de las defensas rivales y de los que, como en los códigos antiguos del fútbol, se defiende hasta que, en muchas ocasiones, salta y el amonestado es él, en lo que por vez primera ha entrado en su defensa su entrenador tras una larga digestión de jornadas de diplomacia casi vaticana.

Ha pasado poco más de un mes desde que Pellegrini se pronunció en esos términos tras la expulsión de su jugador en Europa League ante el Bayer Leverkusen alemán y dijo que la sanción de tres partidos impuesta por el Comité de Control, Ética y Disciplina de la UEFA le iba a servir de "experiencia".

Fekir fue expulsado en el Bay Arena de Leverkusen por el árbitro inglés Anthony Taylor en el último minuto del partido, una perfecta encarnación de lo que suele pasar con el francés, que fue castigado por una reacción ante la provocación del internacional alemán Kerem Demirbay, quien previamente lo había molido a patadas.

El chileno dijo a EFE entonces que, pese a los "golpes" que recibe Fekir, "hay un árbitro en cada uno de los partidos" y "hay que respetar el arbitraje: va a ser una experiencia para Nabil", aseveró un mes antes de saltar y de afirmar que "es una vergüenza como tratan los árbitros" a su jugador: la alteración en acepción orteguiana.
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