ANÁLISIS

El último milagro de Machín

Carlos PérezCarlos Pérez
3 min lectura
El último milagro de Machín
Roque Mesa realizó su mejor partido como sevillista jugando de interior. - Carlos Pérez
Han pasado por el Sevilla varios entrenadores testarudos, e incluso alguno que prefirió morir con sus ideas antes que cambiarlas. Emery estuvo a punto. A Machín, en cambio, no se le puede achacar que tarde en ver las cosas. Si considera que se ha equivocado o que existe una opción mejor a la suya, cambia, sin problema.

Los mejores ejemplos son los de Franco Vázquez y Ben Yedder. Obviamente, no va a reconocer que no encajaban en sus planes, pero el verano dejó evidencias suficientes incluso para el menos ducho de los jueces. Y a Carriço, igualmente, se le puede meter en el mismo saco. Hace tiempo que los tres son insustituibles.

Cuando la cosa estaba peor, además, cuando cayó seguidamente ante Betis y Getafe en LaLiga, el soriano no tuvo reparos a la hora de mandar a la hoguera el sistema con el que había trabajo durante todo el verano (1-3-4-2-1) para apostar por el actual, con dos delanteros. Desde entonces, ha perdido un solo partido de 11 en el campeonato doméstico.

Por cambiar, Machín ha cambiado a casi todos los jugadores de posición, con lo que ha minimizado una plaga de lesiones con la que otros técnicos estarían llorando en cada rueda de prensa. Amadou, de central. Banega, de pivote. Franco Vázquez, de interior. Navas, Aleix y hasta Promes, de carrileros...

¿Alguien más? Ante el Krasnodar, puso a Roque de interior. E hizo un gran partido. Rozó el gol, en un lanzamiento que lamió la escuadra; fue el jugador que dio más pases (72 de 81 correctos), creó dos ocasiones, completó cuatro regates (el que más, con el Mudo) y recuperó seis balones.

Lo normal es que hubiese jugado como pivote y que Banega lo hiciese más adelantado, pero Machín, quizás a sabiendas de que el cuadro ruso presiona muy alto, innovó, situando al canario unos metros más arriba. En el sitio de Sarabia.

Y no es que fuese una posición extraña para Roque Mesa, pero hacía mucho tiempo que venía jugando por delante de la defensa. Explotó las subidas de los carrileros, jugó de primeras cerca del área, atrajo rivales y supo, siempre, a qué jugar en cada momento.

El canario firmó su mejor actuación como sevillista y Caparrós celebró el último milagro de Machín, igual pensando que en enero no tendrá que fichar tanto... Y es todo lo contrario: a Machín, lo que pida. Con sus inventos, está tapando las vergüenzas de una planificación que se sostiene únicamente por el acierto en dos puestos clave: la portería y la delantera. 

Con este movimiento de piezas, por cierto, Amadou ganará peso. Más partido no se le puede sacar a la plantilla...
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