El maillot negro del Giro: premio al último clasificado
Durante años, el Giro de Italia no solo premió a los mejores, sino también al más lento. En una carrera donde el rosa simboliza la gloria, hubo un tiempo en que el negro distinguía al último clasificado. Fue la era del mítico maillot negro; una tradición tan insólita como entrañable que convirtió a Luigi Malabrocca en leyenda

El Giro de Italia es, en el fondo, una competencia por el derecho a vestirse de rosa. No fue siempre así, pero hace ya décadas que ese color representa al líder de la general, en honor al tono rosado del diario La Gazzetta dello Sport; que ha sido el gran impulsor de esta carrera desde sus inicios. La historia del maillot negro no deja indiferente a nadie; donde el ciclista Luigi Malabrocca destacó por encima del resto.
Además del emblemático maillot rosa, el Giro reparte otras camisetas que distinguen a los ciclistas más destacados en diferentes categorías: el azul para el mejor escalador, el blanco para el joven más prometedor y el rojo para el más constante en las llegadas al esprint. Es un sistema cromático distinto al del Tour de Francia; aunque comparte su espíritu competitivo. Se asemeja también al de la Vuelta a España, salvo por la peculiar y desaparecida clasificación combinada.
La historia del maillot negro
En este paisaje de color y gloria hubo una camiseta que rompía con todo: el maillot negro, que entre el año 1946 y 1951 se otorgaba al último clasificado de la general. Esta prenda, acompañada de un pequeño premio económico, dio lugar a historias tan absurdas como memorables; más propias de una novela picaresca que de una carrera ciclista. Uno de los protagonistas más célebres fue Luigi Malabrocca, un corredor que convirtió el arte de llegar último en una estrategia elaborada. Se escondía en bosques, granjas y bares para perder tiempo adrede. En una ocasión, incluso fue encontrado dentro de un pozo por un campesino, quien le preguntó sorprendido qué hacía allí. "Estoy corriendo el Giro", respondió.

Las surrealistas historias con el maillot negro
Pero no siempre lograba su objetivo. En el año 1949, por calcular mal su táctica, perdió el maillot negro frente a Sante Carollo. Malabrocca pensaba que tenía la posición asegurada y se tomó el día con calma, charlando en un bar sobre pesca. Cuando por fin llegó a Milán, ya no quedaba nadie en la meta. Los jueces decidieron asignarle el tiempo del último grupo; no el real, y la camiseta fue para su rival. A pesar de todo, Malabrocca era un ciclista notable que ganó varias carreras profesionales; incluidos dos campeonatos de Italia en ciclocross. Pero su leyenda quedó ligada al maillot negro, símbolo de una época en la que incluso llegar último tenía su propio encanto.