El punto de inflexión en la vida de Sarah Almagro: “No tienes manos ni pies, el fútbol no es el mejor deporte para ti”
Los entresijos de sus orígenes y la enfermedad que le cambió la vida relatados en una conversación sincera con ESTADIO Deportivo
Sarah Almagro tiene una historia interesante cuanto menos. Amante de los deportes desde bien pequeña, la joven que hoy surfea por la vida sobre una tabla poco o nada tiene que ver con la de la chica que a sus 18 años de que sufría una meningitis meningocócica que le cambiaría radicalmente su modo de vivir. También su percepción de la vida sufrió grandes adaptaciones fruto de la necesidad. Es aquí en su estado anímico, su fuerza de voluntad y su valentía donde radican sus mayores virtudes.
La campeona del Hawaii Adaptative Surfing Championship disfrutaba del universo polideportivo desde bien joven y no entiende la vida sin su punto competitivo: “Toda mi vida ha estado ligada al deporte. He hecho desde surf, bodyboard, fútbol, tenis, baloncesto, judo, natación, atletismo… Siempre he sido una persona a la que le ha gustado mucho la competición. Me gusta ganar, y la gente que dice que va a participar, la verdad que nunca lo entiendo ni lo entenderé. Sobre todo por respeto al trabajo que cada uno lleva. Hay un sacrificio, un esfuerzo, una constancia detrás de todos esos entrenamientos y también por respeto a mis patrocinadores. Y porque si tú vas con la mentalidad de “voy a ir a ganar”, en ningún momento podrás decir “podría haber hecho más”. No, lo has dado todo, has ido con la mentalidad correcta. A veces no se saca un sobresaliente, sino que te quedas en un cinco, pero no te puedes reprochar nada”.
Todo cambia de manera radical al recibir aquella noticia: “A una corta edad entendí que los fines de semana eran para estar en familia, y cuando a mí, en la cama del hospital, se me plantea hacer un deporte, el primer deporte que se me vino a la cabeza fue el fútbol. ¿Qué pasa? Que yo había sido amputada de manos y pies como consecuencia de una meningitis meningocócica. También iba a ser trasplantada de riñón en el futuro, lo cual me ha provocado diabetes y colesterol. Entonces, claro, mi padre me dice: “A ver, Sara, asiéntate, no tienes manos ni pies, el fútbol no es el mejor deporte para ti.” Y yo pensé: será porque a mi padre no le gusta el fútbol, ¿no? Y entonces caí en el tópico del triatlón. Incluso tengo aquí, justo estoy viendo ahora, la tarjeta de la Federación Andaluza que me inscribieron en triatlón, pero nunca llegué a probarlo”.
Fue entonces cuando se decantó por el surf: “En esa época me creé redes sociales para darme a conocer. Además, se estaban comenzando a dar casos en los que la gente utilizaba historias como la mía para lucrarse. Entonces, de alguna manera, quería mostrar que mi caso era de verdad. Gracias a eso, una persona que surfeaba en la misma playa que yo me dijo: “Yo voy a hacer que tú surfees.” Y yo pensé: este tío se le ha ido la olla. Digo, soy manca y coja, ¿cómo pretende que reme? Y nada, pues al final la cosa se nos fue de las manos. Empezamos a entrenar, a competir, y de eso, a día de hoy, soy cuatro veces campeona de España, una de Europa, en 2023 fui campeona del mundo, y actualmente sigo con la espinita clavada: soy subcampeona del mundo. Pero este año es mío”.
Además de su pasión por el surf, el derecho ocupa el desarrollo académico de su vida: “Por suerte ya estoy terminando la carrera. Me quedan dos asignaturas, la práctica y el TFG. Puedo decir que la gran mayoría de profesores lo han entendido, pero ha habido alguno que otro que ha dicho: “A mí me da igual que tú tengas que ir a entrenar o competir.” Y estoy hablando de un europeo, ¿eh? No de un campeonato autonómico, porque eso tampoco lo tenemos. Pero aunque fuese autonómico, ¿por qué? Y fue, por ejemplo, con un profesor que tuve en tercero de carrera. Le dije: “Voy a faltar a clase porque soy deportista de alto nivel y también tengo problemas de salud.” Y me dice: “Los problemas de salud sí los entiendo, el deporte no.” Le dije: “Es que tengo el europeo.” Y me respondió: “A mí me da igual.” Y me hizo ir incluso a septiembre, porque como en junio no pude asistir, fui con la asignatura entera”, comentó Sarah.
A pesar de todo, para esta joven el surf es una tarea más complicada: “Veo más complicado el surf que el derecho. Incluso los nervios en una competición los sé controlar mejor que, por ejemplo, en el examen tipo test de hoy. Ha sido horrible. Los odio. Y mira que en una competición te enfrentas a gente mundialista que te puede quitar el primer o incluso el segundo puesto, no es fácil controlar los nervios. En esta competición concretamente no estaban entrando olas grandes, tardaban muchísimo, el tamaño, la fuerza de la ola, todo era muy complicado. Pero me pones un examen tipo test y los nervios no veas”.