Diez minutos intensos en el ocaso de la primera mitad y dos zarpazos certeros -uno a la cara del portero- en la segunda facilitaron una cómoda victoria para un Sevilla que no brilló, pero sí mostró la misma contundencia a la que acostumbra. Incluso pudo golear en un duelo que sirvió para que se estrenase Ocampos, regresase En-Nesyri y Lopetegui diera descanso a algunos de los habituales.
Lopetegui empezaba con cinco caras nuevas con respecto al equipo que jugó en Mallorca y daba descanso a los incombustibles Fernando y Navas antes del duelo trascendental ante el Lille. Más cambios tenía que realizar Arrasate, hasta ocho, con respecto al exigente encuentro del Bernabéu, en el que sacaron un meritorio empate.
Con un tiempo más previsible en Pamplona que en la capital hispalense, el partido comenzó frío, como el ambiente. Con Osasuna tratando de llevar el peso del encuentro y no dejar que el Sevilla monopolizase, como acostumbra, la pelota.
Por ello, la primera llegada sevillista no sucedería hasta los ocho minutos. Fue de Lamela tras un saque de banda de Ocampos, pero su remate, casi sin ángulo, le salió demasiado cruzado.
Más peligrosa fue la de Osasuna dos minutos después. Cuando Oier ganó el primer palo en un córner y su remate se marchó desviado por poco. Lopetegui no dudaba en mostrar su enfado.
No estaban Navas ni Suso, pero con Lamela y Montiel, el Sevilla seguía teniendo mucha pólvora por esa banda. La primera vez que estos dos lograron triangular con el hoy interior Joan Jordán, el catalán centró para que Rafa Mir rematase solo ante la meta de Juan Pérez (17'). Con todo a favor, la pelota se le iba desviada. Era el primer gran aviso del cuadro de Lopetegui, que cada vez tenía más protagonismo con la pelota.
Osasuna respondió aumentando la presión para evitar que el Sevilla lo acorralase y logró poner el partido donde quería: con el conjunto local extrañamente encerrado en su campo y un equipo navarro que apenas le dejaba pasar con ventaja de su territorio y acaba perdiendo la pelota.
El Sevilla logró romper esa dinámica a los 36 minutos con su ocasión más clara. De nuevo por la derecha. Con los papeles cambiados, un centro de Rakitic lo remató Jordán para que el balón acabara en el palo. Sólo había llegado dos veces el Sevilla hasta ese momento, pero había rozado el gol.
Era un aviso de lo que iba a llegar tres minutos después. El equipo nervionense aprovechaba el primer saque de esquina del que disponía para que Rakitic pusiera un balón tenso en el centro del área, los delanteros arrastraran a la defensa y Diego Carlos entrara solo para abrir el marcador.
Aún pudo llegar un segundo antes del descanso, pero Oier evitó que el tiro de Delaney acabara en el fondo de la portería. Osasuna estaba K.O. y todavía permitió que una pelota rondara por su área pequeña, a la que Rafa Mir no llegó con poco. Daba la sensación de que el partido podría haber quedado resuelto en esos diez minutos de total dominio local.
La esperada reacción osasunista tras el descanso tuvo lugar, pero se encontró con un Sevilla ordenado, que se sentía cómodo ante un rival acostumbrado a esperar y no a dominar. Esta vez el que aguardaba una contra, con espacios, era el equipo de Lopetegui.
Los encontró en la jugada menos esperada. Un saque en largo de Bono acabó en el área de Osasuna, donde Areso y Juan Pérez no se aclararon en quien debía atacar el balón, y apareció el más pillo, Ocampos, para robarles la cartera y estrenar su cuenta en la presente temporada.
Instantes antes había llegado la mala noticia con una lesión muscular de Montiel, que en su segundo partido como titular veía cómo se tenía que retirar tras recibir un pinchazo en un gemelo.
Con 2-0 y su equipo muy tocado, Arrasate reaccionó y dio entrada a Budimir y Kike. Con cinco jugadores de ataque sobre el campo trataba de cazar alguno de esos balones que hasta ese momento habían sido esquivos.
Lopetegui también movió el banco, pero más pensando en dar descanso de cara al martes, con la entrada de Gudelj, y de probar a un En-Nesyri, que llevaba mes y medio lesionado.
Aunque Osasuna buscaba que pasara algo, daba la sensación de que se vivían unos 'minutos de la basura', en los que el Sevilla tenía el control absoluto y buscaba las contras sin complejos.
Y viendo al equipo navarro tan volcado y con tantos espacios, era cuestión de tiempo que llegaran más ocasiones. Todo ocurrió muy rápido, robo en el centro del campo, pase a En-Nesyri, apertura para Ocampos y el argentino estrellaba su disparo en la cara de Juan Pérez. Pudo ser el finiquito, aunque tampoco es que preocupara no haberlo logrado.
Faltaba esperar el final entre el frío y la lluvia, pero un error de Koundé, que perdió un balón en el 87', estuvo a un paso de complicarle la vida a su equipo y dar emoción al epílogo del partido. El punterazo de Ontiveros no encontró puerta. Era la única ocasión más o menos clara del cuadro rojillo en todo el partido.
Dio tiempo aún a ver una falta que Rakitic estrelló en la barrera antes de que el Sevilla se asegurase el coliderato provisional ante un Osasuna que cedía su primera derrota a domicilio de la temporada.
Antonio José Medina8 min lectura