"El equipo estaba con Machín y su metodología (...) No hay una explicación lógica a todo lo ocurrido". Pero todos conocían cuál era la solución: la salida del técnico castellano. Habitualmente, la destitución de un entrenador viene marcada por una pérdida de confianza de los directivos y/o de la plantilla, que en la mayoría de los casos se traduce en malos resultados o, al menos, en cifras inferiores a las que todos preveían.
Pero salvo esto último en los partidos a domicilio, no ha sido el caso del Sevilla, donde ni la afición, ni los jugadores, ni la cúpula estaban descontentos con Machín. A veces, en el fútbol, ni eso es suficiente.