Valverde ha llevado la normalidad al puesto de entrenador del
Barcelona, demostrando que no hace falta ser descortés ni mear colonia para entrenar a uno de los transatlánticos del fútbol mundial. Y eso que no tuvo el comienzo más fácil. Atrás ha dejado la crisis abierta por la salida de Neymar, la dolorosa y ya olvidada derrota en la
Supercopa ante el
Real Madrid y la brecha abierta entre la plantilla y la directiva. Ha sabido esquivar hasta la crisis por la DUI y aquel partido jugado a puerta cerrada. Si ya era un técnico respetado por su labor al frente de
Espanyol o Athletic, en sus meses en
Can Barça se ha consolidado entre la elite europea.
Lo ha hecho con su librillo. Incluso renunciando al 4-3-3 y dando peso a jugadores que en otra época difícilmente habrían encajado como
Paulinho, capitán general por su capacidad para romper líneas, llegar y cambiar partidos. Su
Barça de los primeros meses no enamoraba, pero poco a poco está llegando el buen juego que tanto se venera en la
Ciudad Condal. Apoyado en los resultados del comienzo del curso en LaLiga y en la Champions, el Barcelona llega al ecuador de la competición con LaLiga prácticamente en el bolsillo y como claro aspirante a la Champions. Siempre desconfío de los equipos que maravillan en septiembre porque es a partir de enero cuando se deciden las cosas y el Barcelona está en esa carrera de fondo en la que sigue aspirando a todo.
Para
Valverde es una pena que
Coutinho no pueda jugar en
Champions, pues es sin duda una pieza que podría darles un plus en la máxima competición continental, ya que la apuesta de
Dembélé, castigado por las lesiones, es más a largo plazo.
Ante el
Betis veremos un
Barcelona estéticamente más refinado que el del primer partido de
LaLiga, pero igual de práctico y con
Luis Suárez en su mejor versión, lo que sumado a un
Messi que nunca baja el listón hacen del
Barça un rival casi intratable. Sólo la importante renta que lleva en el campeonato doméstico puede invitar un poco a la relajación de un equipo que hasta ahora ha sido un rodillo.