La conciliación familiar llega al fútbol de elite para quedarse

La ex entrenadora del Betis Féminas se ha cogido la baja por paternidad en el Madrid CFF, mientras que Alberto González, técnico del Linares (ex rival copero del Sevilla) que estuvo en la terna para entrenador al Betis Deportivo, teletrabajará para cuidar de sus hijas

La conciliación familiar llega al fútbol de elite para quedarse
Jesús Medina (izquierda) y Alberto González (derecha), presidente y entrenador del Linares Deportivo. - @Linares_Dptvo
Óscar MurilloÓscar Murillo 5 min lectura

Los futbolistas y entrenador son unos privilegiados. A veces, esta máxima es verbalizada por los propios protagonistas, que refieren los altos sueldos que perciben para las pocas horas al día (sobre todo, los jugadores) que desempeñan su labor, aunque el deporte rey, de un lado, sigue dando pábulo a agravios como la brecha salarial entre hombres y mujeres, que se acrecienta a la hora de tratar un tema tan de moda como la conciliación familiar. Desde la AFE (Asociación de Futbolistas Españoles) llevan años luchando por conseguir unas condiciones laborales dignas, como poco iguales que las del resto de trabajadores, para las profesionales de este deporte que se quedan embarazadas y son madres. Sin duda, ha habido avances en este sentido, aunque todavía existe la extraña sensación de que por cobrar más que muchas otras de su mismo género en España no tienen sus mismos derechos.

Las barreras, en este caso, se extienden a los deportistas masculinos, porque en el fútbol de elite está extendido que, por ejemplo, se desconvoque o licencie a un profesional por el nacimiento de un hijo, aunque ni mucho menos la ausencia puede durar más de un par de días. Si se hablara del Estatuto de los Trabajadores, se equipara esta situación con una licencia retribuida por hospitalización, muerte o enfermedad grave de un familiar hasta segundo grado de consanguinidad o afinidad, pero a nadie se le pasa por la cabeza que un jugador se tome las 16 semanas pagadas que, por ley, disfrutan ya en este país los padres y las madres trabajadores. Valga un comentario, sin ninguna maldad y en tono jocoso, de un seguidor sevillista cuando Marcao, de todas formas lesionado y de baja hasta marzo por su reciente operación, compartió una foto de Martina, su cuarta hija, en el que le pedía al central que no se pidiera el permiso de paternidad porque lo necesitan. Un gesto que, por supuesto, ninguno tendría con su empresa, pues se considera prioritario disfrutar de un vástago y colaborar en su cuidado los primeros meses de vida.

La ex entrenadora del Betis Féminas (otrora jugadora del Sevilla Femenino) y actual responsable del Madrid CFF, María Pry, ha sido pionera en España al solicitar la baja por paternidad para acompañar a su pareja y ayudante técnica, Ana Llamas, que ha dado a luz trillizos recientemente. Como no podía ser de otra forma, la entidad capitalina reaccionó nombrando al míster del filial, Héctor Díaz, de manera interina mientras se ausenta la aljarafeña. No siempre fue así, ya que, durante muchos años, las futbolistas que decidían quedarse encinta tenían que abandonar la práctica del deporte sin ningún derecho y, en muchos casos retirarse, aunque la FIFA introdujo a finales de 2020 en su reglamentación medidas de protección económica y jurídica para las jugadores que pasasen por este proceso natural, garantizándoles la reincorporación a su puesto de trabajo después de su correspondiente baja, algo que empieza a extenderse en otras modalidades deportivas.

Ahora, el protagonista ha sido un hombre, Alberto González. En la terna el pasado verano para dirigir al Betis Deportivo, finalmente encomendado al responsable hasta el curso pasado del División de Honor Juvenil, Aitor Martínez, el preparador malagueño sigue al frente del Linares Deportivo, 'gallito' del Grupo 1 de Primera RFEF y rival hace escasas fechas del Sevilla FC en los dieciseisavos de final de la Copa del Rey, club que acaba de anunciar su total colaboración con el míster para que teletrabaje semanas alternas por motivos familiares. Y es que González, que está actualmente en proceso de separación de su pareja, viajará a tierras costasoleñas cada catorce días para ocuparse de sus dos hijas, lo que compatibilizará a distancia con su puesto laboral, con la ayuda 'in situ' de su hermano Enrique a la hora de dirigir los entrenamientos telemáticamente.

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