Reconocía
Haro antes de poner rumbo a
Milan que "algo" había que cambiar. Y
Setién cambió. Ni mucho menos renunció a su estilo. Pero, como ya hiciera en las dos anteriores citas europeas, puso en liza dos delanteros. Y aunque a veces jugar con más puntas no garantiza atacar más, esta vez sí le dio al equipo mayor presencia ofensiva, beneficiado por los apoyos continuos de un excelso
Lo Celso, que actuó como '10', cerca de los puntas, y del esfuerzo de
Canales, en un ida y vuelta constante para ayudar a un discreto
Carvalho. Todo ello permitía atacar con más hombres, aunque el ritmo, en el arranque, era bajo.
Quizás por la entidad del rival que había enfrente, los verdiblancos empezaron contemplativos, pero en el momento que abrieron el campo y
Junior entró en acción, el
Milan comenzó a hacer aguas. Hasta la media hora, el cuadro italiano, con muchas dificultades en la salida ante la presión alta de los béticos, le había discutido la posesión a los de
Setién, pero cuando su defensa empezó a flaquear, el
Betis lo aprovechó con armas diferentes a las que suele utilizar: transiciones rápidas y con pocos toques que se tradujeron en dos goles (uno de ellos mal anulado por el árbitro).
Esta vez no había enfrente un rival parapetado; al contrario, había muchos espacios, y los de
Heliópolis bien pudieron irse al descanso con todo resuelto. Lo hicieron, sin embargo, tras el descanso, cuando
Gattuso prescindió de un mediocentro y el dominio verdiblanco se acentuó entre los olés de su afición. Golazo de
Lo Celso y, ahora sí, a dormir el partido y ganar con autoridad, pese al leve sufrimiento final.