Ligue 1 (Francia)

Emery ya convence

Emery ya convence
- L. M. P
Estadio DeportivoEstadio Deportivo 5 min lectura
Ya nadie duda en París de Unai Emery y eso que el entrenador español, que llegó a la capital francesa para elevar un escalón el proyecto catarí del club, había sido blanco de duras críticas, acalladas ahora por su brillante victoria contra el FC Barcelona (4-0).

Le hacía falta al técnico un triunfo como el conseguido contra la constelación de estrellas blaugranas para apagar las dudas. A menos que el París Saint-Germain firme una debacle en el Camp Nou y, por primera vez en la historia de la Liga de Campeones deje escapar una renta de 4 goles, Emery ha firmado un acuerdo de paz que le servirá para lo que resta de temporada.

El técnico español llegó a París con un objetivo claro, el de elevar el nivel de un equipo que se había aburrido tanto de ganar los títulos domésticos que no encontraba ni la motivación ni la manera de brillar en Europa. Cada vez que la temporada entraba en los meses de la verdad, en los que se juegan los títulos, el PSG se empequeñecía ante los grandes, como ocurría hasta en dos ocasiones con el propio Barcelona.

El equipo, construido a base de talonario, con estrellas de indudable talento, aparecía a principios de temporada como uno de los candidatos a ganar la Liga de Campeones. Pero nunca logró superar los cuartos de final. Los propietarios cataríes del club, hartos de esta resignación, de ese conformismo, algo impacientes, prescindieron de un Laurent Blanc que acababa de firmar un pleno en las copas domésticas. Su sustituto iba a llegar con la presión de compararse con un entrenador que goza de buen predicamento en Francia y que había montado un equipo sólido, y Emery, ganador de las tres últimas ediciones de la Liga Europa, aceptó el reto.

Sus inicios fueron complejos. Instaló una nueva cultura del trabajo en el equipo que no fue bien aceptada por todos y un nuevo sistema de juego que algunos jugadores digirieron con dificultad. Se acabó el juego de toque, de posesión de Blanc. Ahora, el PSG buscaba un fútbol más vertical, más centrado en la presión. El resultado de esto fue que el equipo perdió la eficiencia de la época de Blanc y en 17 jornadas ya había sumado tantas derrotas como en toda la temporada anterior.

Se encendieron las alarmas y hasta el vestuario llamó a la puerta del entrenador. En octubre, los jugadores con más galones, encabezados por el capitán, el brasileño Thiago Silva, le pidieron un retorno a los orígenes, que en el lenguaje interno significaba volver a la pelota. Emery supo templar el temporal. Antes de la pausa invernal, al día siguiente de una derrota contra el Guingamp se hablaba de su posible destitución, pero el equipo comenzó 2017 con otro aire y los resultados le acompañaron. El equipo se serenó y Emery dejó de estar cuestionado, a la espera de ver si cumplía el objetivo para el que había sido fichado, progresar en Europa.

En lo que va de año, el PSG no conoce la derrota y solo ha dejado escapar un empate ante el Mónaco, el único equipo que parece plantarle cara en Francia. Los del Principado lidera aún la liga francesa con tres puntos de ventaja sobre el PSG.

La victoria contra el Barcelona, si se confirma en el Camp Nou, le otorga el oxígeno suficiente para continuar. De ser eliminado en octavos de final, su continuidad hubiera quedado en entredicho.

Emery ya puede presentar una gesta a los propietarios cataríes del club, la de haber aplastado al Barcelona, algo que nunca pareció poder conseguir su antecesor. El entrenador gana crédito y tiempo para asentar su proyecto, un valor difícil de lograr frente a la impaciencia catarí.
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