El Frente Humarea (Rociera) no duda en mancharse de albero
Anima desde hace seis años a su equipo en los encuentros y llena de color el Adame Bruña; no faltan a su cita y de nuevo este año estrenaron bandera.

“Ahora más que nunca, Rociera campeón”. Este es uno de los cánticos que Frente Humarea, peña de la Rociera, canta cada fin de semana en el Adame Bruña. Desde hace seis años, allá por 2008, estos apasionados del equipo auriazul ponen su granito de arena para apoyar al equipo de su vida.
“Llevábamos yendo al campo más tiempo, pero en esa temporada se agregaron más aficionados. Cantamos en los partidos, nos reunimos unas quince personas con una media de treinta años y lo pasamos realmente bien”, afirma Carlos Ferrero, miembro de la peña.
La unión entre directiva, jugadores y aficionados es uno de los secretos del líder de la Primera Andaluza, que forma una familia indestructible: “Somos amigos de los jugadores, los animamos durante los partidos y al acabar, nos tomamos algo y comentamos las jugadas. Poder compartir nuestra inquietudes y opiniones con ellos no se da en todos los campos. En los goles, ellos vienen a celebrarlo con nosotros”, describe el seguidor.
Además de los cánticos y la animación, este grupo de aficionados llena de color el feudo nazareno. “Tras el descenso, hicimos una bandera con un ave fénix, y resurgimos como ellos. Este año la del guerrerom que refleja la humildad y la entrega, filosofía del club; y el guerrero es pequeño pero fuerte, al igual que nosotros”, dice Carlos Ferrero.
Asimismo, reflexiona sobre la repercusión de la peña: “Me cuesta creer que seamos importantes. Hay jugadores que nos lo dicen, que durante el partido les duelen las piernas, pero que cuando nos escuchan en la grada, les da fuerza para correr. Cada uno aporta su granito de arena. Las dos últimas temporadas, hemos recibido una placa por parte de los jugadores y la directiva. Es un orgullo”, añade.
Mientras el cuerpo aguante habrá peña, aunque se aborda un relevo generacional: “No sabemos cuánto duraremos, no somos niños. Hay dos jóvenes que llevan un tiempo viniendo, les gusta lo que hacemos y lo pasan muy bien. También están los jugadores del equipo cadete, pero no terminan de unirse, tal vez por respeto. Aquí hay muy buen ambiente, ojalá se unan”.
“Llevábamos yendo al campo más tiempo, pero en esa temporada se agregaron más aficionados. Cantamos en los partidos, nos reunimos unas quince personas con una media de treinta años y lo pasamos realmente bien”, afirma Carlos Ferrero, miembro de la peña.
La unión entre directiva, jugadores y aficionados es uno de los secretos del líder de la Primera Andaluza, que forma una familia indestructible: “Somos amigos de los jugadores, los animamos durante los partidos y al acabar, nos tomamos algo y comentamos las jugadas. Poder compartir nuestra inquietudes y opiniones con ellos no se da en todos los campos. En los goles, ellos vienen a celebrarlo con nosotros”, describe el seguidor.
Además de los cánticos y la animación, este grupo de aficionados llena de color el feudo nazareno. “Tras el descenso, hicimos una bandera con un ave fénix, y resurgimos como ellos. Este año la del guerrerom que refleja la humildad y la entrega, filosofía del club; y el guerrero es pequeño pero fuerte, al igual que nosotros”, dice Carlos Ferrero.
Asimismo, reflexiona sobre la repercusión de la peña: “Me cuesta creer que seamos importantes. Hay jugadores que nos lo dicen, que durante el partido les duelen las piernas, pero que cuando nos escuchan en la grada, les da fuerza para correr. Cada uno aporta su granito de arena. Las dos últimas temporadas, hemos recibido una placa por parte de los jugadores y la directiva. Es un orgullo”, añade.
Mientras el cuerpo aguante habrá peña, aunque se aborda un relevo generacional: “No sabemos cuánto duraremos, no somos niños. Hay dos jóvenes que llevan un tiempo viniendo, les gusta lo que hacemos y lo pasan muy bien. También están los jugadores del equipo cadete, pero no terminan de unirse, tal vez por respeto. Aquí hay muy buen ambiente, ojalá se unan”.