Así se gestó la ley del gol de oro (y por qué desapareció)

Así se gestó la ley del gol de oro: una medida pensada para incentivar el ataque en la prórroga que terminó desapareciendo por provocar el efecto contrario

Así se gestó la ley del gol de oro (y por qué desapareció)
Reglas que han quedado en el olvido - Cordon Press

En su afán por dinamizar el tiempo extra en partidos de eliminación directa, la FIFA decidió a mediados de los años 90 introducir una modificación drástica: el denominado "gol de oro". Esta regla establecía que si un equipo marcaba durante los 30 minutos de la prórroga, el encuentro se daba por concluido de inmediato, otorgando la victoria al anotador. La intención era clara: evitar la especulación y fomentar un fútbol más ofensivo.

El momento más recordado ocurrió en la Eurocopa de 1996, cuando Oliver Bierhoff le dio el título a Alemania al marcar en el minuto 95 ante la República Checa. Cuatro años después, en la final del año 2000, David Trezeguet repitió la hazaña con Francia, superando a Italia con otro gol dorado. No obstante, en vez de favorecer el espectáculo, esta normativa provocó un efecto inverso: los equipos se replegaban aún más por miedo a perder de forma repentina.

El breve experimento del "gol de plata"

En un intento por suavizar el impacto de la muerte súbita, la FIFA implementó en 2002 una nueva variante llamada "gol de plata". Bajo esta norma, si un equipo anotaba durante los primeros 15 minutos del alargue, el rival tenía hasta el descanso de la prórroga para igualar el marcador. Si no lo lograba, el partido se daba por finalizado en ese momento.

Esta versión más "tolerante" tuvo un momento destacado en la Eurocopa 2004, cuando Grecia eliminó a la República Checa con un gol de Traianos Dellas, justo antes del descanso del tiempo suplementario. A pesar de su aplicación, el gol de plata tampoco logró cumplir con las expectativas y fue retirado el mismo año.

Un regreso a lo tradicional

Ambas normas (tanto el gol de oro como el gol de plata) quedaron en el olvido tras la Euro 2004. La FIFA concluyó que ninguna consiguió el efecto deseado de promover un juego ofensivo en la prórroga. Desde entonces, se retomó el modelo clásico: dos tiempos extras de 15 minutos, sin condicionantes. En caso de persistir el empate, el desenlace se decide desde el punto de penalti.

Hoy, si un encuentro debe definirse tras los 90 minutos, se concede un descanso de 5 minutos antes de iniciar el tiempo extra. Si tras media hora de alargue aún no hay vencedor, se pasa a la tanda de penales, donde cada equipo lanza cinco veces y, si es necesario, se continúa hasta que uno obtenga ventaja. Aunque menos emocionante que un gol dorado en la prórroga, este formato ha sido aceptado como el más justo y equilibrado.