El Atlético firma su peor inicio con Simeone
La ilusión rojiblanca se apaga con una derrota en Cornellà y un empate que sabe ante el Elche

El Atlético de Madrid ha comenzado la temporada con el pie izquierdo y en clara desventaja respecto a sus rivales directos. Mientras Barcelona, Real Madrid, Villarreal, Athletic Club y Getafe han hecho pleno de puntos, los de Simeone apenas han sumado un empate. A excepción de los azulones, los otros cuatro son competidores directos por los puestos de Champions. El dato no engaña: es el peor arranque de la era Simeone.
Sin embargo, este tropiezo inicial admite una lectura más amplia. El equipo rojiblanco está en plena transición, con hasta cinco caras nuevas en el once titular. Media plantilla es distinta a la del curso pasado, y salvo la veteranía de Oblak, la juventud domina en el bloque. Se trata de un proyecto en construcción, que necesita tiempo para engranar automatismos y consolidar un estilo. Pero el presente manda, y la falta de victorias empieza a generar dudas.
Fragilidad defensiva
La defensa es el primer foco de preocupación. Simeone ha apostado por un 4-4-2 con Oblak, Ruggeri, Hancko, Le Normand, Llorente, Cardoso, Barrios, Almada, Giuliano, Baena y Julián. La zaga, lejos de transmitir seguridad, se ha mostrado frágil. Ruggeri atraviesa un proceso de adaptación, Llorente y Le Normand no están a su mejor nivel y los laterales siguen sin serlo de oficio. Solo Hancko ha dado la talla, actuando con jerarquía como si llevara años en el club.
Los problemas se agravan en los repliegues defensivos y la salida de balón, donde solo un central asume la iniciativa. Simeone ya ensaya variantes: mover a Hancko al lateral y probar a Lenglet como solución de urgencia.
Dudas en ataque
En ataque, el Atlético cuenta con más talento que en el pasado. Almada y Baena aportan verticalidad y ambición cada vez que reciben. Sin embargo, la falta de coordinación lastra al equipo. Giuliano tiene limitaciones técnicas en la banda derecha, Cardoso se apaga cuando el físico le pasa factura y Baena aún no encuentra su sitio para conectar el medio con la delantera. El resultado es un ataque sin idea clara: contra el Espanyol se dominó, contra el Elche se improvisó.
El balón parado, una sombra del pasado
El balón parado, lo que antes era un arma letal, ahora se ha convertido en una debilidad. No hay un lanzador definido y los diez córners botados ante el Elche acabaron sin generar ocasiones. Peor aún: uno de ellos dio origen al gol rival en transición. En defensa, la fragilidad también es evidente, como demostró el tanto encajado en Cornellá por un fallo de marcaje.