El Bar Cástulo ante el reto de la reforma del Villamarín
Con casi 40 años de historia ahora tiene que volver a plantearse su futuro ante la marcha del equipo, que estará lejos del Villamarín dos años
En ESTADIO Deportivo hemos querido saber de primera mano cual va a ser el futuro de los bares que durante tantos años han subsistido gracias a la actividad previa de los partidos en Heliópolis. Lo conocemos en un reportaje bajo el acuerdo de colaboración con la Escuela de Reporteros de Andalucía, realizado por los alumnos Auri González, Alba Canovaca, María José Silva y Pol Fernández
Durante sus casi cuatro décadas de recorrido, este emblemático establecimiento ha sido testigo de la evolución del Betis y su entorno, convirtiéndose en un punto de encuentro para varias generaciones de aficionados. Su actual dueño, Moisés, tomó el relevo de su padre, Joaquín, y ahora se enfrenta a un desafío importante: los dos años de obras en el Benito Villamarín que trasladarán los partidos a La Cartuja, afectando a bares y comercios de la zona. “Me estoy planteando volver a abrir como bodega tanto al medio día como por la noche”, asegura Moisés ante la incertidumbre que genera la situación
Para negocios como el Cástulo, los días de partido suponen un impulso económico clave, ya que cientos de aficionados llenan las calles, consumen en bares y restaurantes y generan una atmósfera única en Heliópolis. “El fútbol le da mucho al barrio, y veremos que negocio resiste a estos dos años”, plantea Moisés. Sin embargo, esta misma afluencia también ha sido motivo de quejas por parte de algunos vecinos, que lamentan el ruido y el bullicio que se genera antes y después de los encuentros. “Molestamos durante algunos días del año, pero solo unos días al año, no es gran cosa”, mantiene Joaquín, padre de Moisés y quien fundó el bar. Aun así, la mayoría acepta esta situación porque es algo puntual y, en el fondo, el Betis forma parte de la identidad del barrio.
El Cástulo no solo es un bar para los béticos, sino un lugar de tradición y encuentro entre generaciones. Esta conexión generacional es lo que hace que Moisés mantenga la esperanza de resistir estos dos años sin la habitual afluencia de aficionados, confiando en la fidelidad de sus clientes y en el arraigo del Cástulo en el barrio. "Muchos vienen de la época de mi padre y ya algunos vienen con sus hijos, o directamente vienen sus hijos solos". Ahora, con la reforma del estadio en marcha, Heliópolis se prepara para una etapa de cambios, donde negocios como el Cástulo tendrán que reinventarse y adaptarse a una nueva realidad sin el fútbol como motor económico.