La hora de Pablo García: un punto ciego en las rotaciones de Pellegrini
El Real Betis afronta un nuevo maratón de encuentros en las tres próximas semanas y el prometedor canterano merece encontrar la estabilidad que piden a gritos su meteórica proyección y los deméritos de sus competidores directos en el puesto de la plantilla verdiblanca en el que más diferencia hay entre teóricos titulares y suplentes
El Real Betis ha completado en la pasada madrugada el calendario de partidos de sus nueve futbolistas internacionales -son 10 si se cuenta al central del filial Elyaz Zidane, semifinalista con Francia en el Mundial sub 20- y Manuel Pellegrini está a la espera de ver cómo regresan el marroquí Ez Abde, el congoleño Cédric Bakambu, el sub 21 español Ángel Ortiz, el argentino Giovani Lo Celso y el colombiano 'Cucho' Hernández; que son los últimos que quedan por incorporarse para preparar el duelo directo en 'Zona Champions' del sábado en el feudo del Villarreal CF. Será el regreso de la competición tras el segundo parón de la temporada y el primero choque de un nuevo maratón con hasta siete partidos en sólo 23 días entre las cuatro siguientes jornadas de LaLiga EA Sports, las dos próximas de la UEFA Europa League y la primera ronda de la Copa del Rey. El técnico chileno estará obligado a volver a tirar de sus ya famosas rotaciones y, en este sentido, todo apunta a que debe ser la hora de Pablo García. Ya no sólo por la acumulación de encuentros, sino porque el canterano es la mejor (casi la única) opción para solucionar el punto ciego en la gestión de la plantilla de esta temporada.
El delantero canterano, hiperactivo y versátil a más no poder, ya tuvo minutos en cinco de las seis primeras jornadas de LaLiga -en una de ellas como titular y en el resto de revulsivo-. No es para menos. A buen seguro, la demarcación en la que más se aprecia la diferencia entre la Unidad A y la Unidad B es en los extremos. Después de Antony Matheus dos Santos y de Ez Abde hay entre poco o nada. A lo sumo la energía del siempre competitivo Aitor Ruibal y paren ustedes de contar.
El recién llegado Rodrigo Riquelme es enormemente trabajador y aporta mucho equilibrio, pero no está siendo una baza ofensiva porque hasta ahora carece de desborde, de último pase, de profundidad y apenas encuentra espacios para filtrar pases decisivos. Qué decir del Chimy Ávila. Pues que ni está ni se le espera. Su fichaje por 4 millones de euros más variables en el mercado de enero de 2024 ya de por sí se puede considerar una anomalía. Que a día de hoy aún continúe en plantilla aún lo es más. Ante esta situación, sorprendería muchísimo que el descollante Pablo García no tuviese un papel importante en este atracón de compromisos que el Betis afronta desde este próximo sábado hasta mediados de noviembre, cuando las selecciones volverán a pulsar el botón de pausa. No hay nadie mejor para ser esa primera alternativa a Antony y Abde (que además jugará la Copa de África en enero, como Bakambu y Amrabat). Es la hora de Pablo García.

El de Alcosa viene de revalorizarse y reivindicarse por enésima vez en el Mundial sub 20, con dos goles y una asistencia vitales para España; como ya lo hizo en el Europeo sub 19 del pasado verano o en su estreno con la sub 21 en el pasado paréntesis de septiembre. Se ha hartado de meter goles, literalmente, en todas las categorías inferiores del club verdiblanco y de la selección nacional. Aún se le resiste el primer equipo del Betis, pues el poste lo evitó ante el Athletic y falló una clamorosa ocasión ante la Real Sociedad, justo antes de irse a Chile. Pese a ello, ha llegado el momento de dar el salto definitivo. Sobre todo, teniendo en cuenta que el club se afana en intentar blindarle con un nuevo contrato. El que firmó en diciembre (no hace ni un año) se le ha quedado pequeño, ¿verdad? Pues el filial, también.
