Las prisas de Natan y el augurio de Antony nada más conocer La Cartuja

Las confesiones entre bastidores del atacante en su reencuentro con los verdiblancos desvelan aspectos que aún no eran públicos: un "sueño" que le mantiene aún "ansioso"

El sentido abrazo con Manu Fajardo a su llegada en la tarde-noche del lunes a la terminal privada del Aeropuerto de San Pablo. Su padre, enfundado en su camiseta de esta temporada con un nuevo origen: 'José de Triana'. Y el hijo, rebautizado como Antonio, flipando en colores con el multitudinario recibimiento de la afición, con la que no dudó en interactuar, abriendo la ventanilla trasera del vehículo en el que viajaba para saludarles, lo que terminaría haciendo con medio cuerpo fuera, casi como si de un Papa Móvil se tratase. "Me siento un poco raro, porque es la primera vez que ha pasado eso de tener mucha gente así. Y bueno, ahora muy ansioso por ponerme la camiseta del Real Betis y representarlos a todos. Primero, muchas gracias por todo. Mi agente y mi hermano saben el cariño y el amor que tengo por todos. Y por eso era mi prioridad, la primera opción. Para mí y para mi familia es un momento para estar muy felices, disfrutando mucho de estar en casa ahora", desvelaba Antony nada más aterrizar.

El club ha difundido este jueves el que se suele conocer como 'behind the scenes' (entre bastidores), un resumen de las primeras horas en privado de su fichaje estrella, ya en propiedad (ha pagado al Manchester United unos 22 millones de euros fijos y cuatro en variables, reservándose los mancunianos el 50% de cualquier plusvalía futura), en el que será su hogar hasta 2030. El '7', que ha recuperado su dorsal y su plaza extracomunitaria unas pocas semanas después, se reencontraba con José Miguel López Catalán, Ángel Haro y el resto de consejeros en las entrañas de la Ciudad Deportiva Luis del Sol, todavía con el mercado abierto (unas horas más tarde se haría oficial la contratación de Sofyan Amrabat), y les reconocía el esfuerzo por traerle de vuelta antes de volver a mostrarse ante los muchos hinchas que le siguieron hasta Los Bermejales.

Ya el martes por la mañana, nuevo aluvión en Triana, su barrio 'adoptivo', con la calle Betis a rebosar y hasta seguidoras copiando su famoso tatuaje en la garganta con el lema 'Iluminado'. La seguridad privada tuvo que emplearse a fondo para evitar avalanchas, si bien Antony no escatimó una sonrisa o una foto. "Muy feliz por el cariño de toda la afición, de todas las personas. Y seguimos, seguimos juntos. Mucho Betis", expresaba en el interior del restaurante que acogió su presentación, con el enésimo baño de masas. "Fue difícil, pero son cosas que se quedan en el pasado y, ahora, estoy con todos vosotros aquí en Betis, que para mí es un sueño. La decisión siempre fue ésa; mi primera opción siempre fue el Betis", agregaba, visiblemente emocionado, con la Torre del Oro al fondo. Ya de corto, pataditas y sesión de fotos, con un paseíllo entre los fans para despedirse como Dios manda.

Al extremo le tocaba conocer su nueva casa, el Estadio de La Cartuja, donde repasó sus pasillos y los recuerdos trasladados al recinto colindante con Santiponce. "Está muy chulo todo. Estaba en Manchester, pero con la cabeza siempre aquí. La próxima, de campeón, ¿sabes?", apuntaba Antony en alusión a la imagen de la final de la Conference League en la pared. Ya en la vestuario local del otrora Olímpico, no dudó en preguntar: "¿Dónde está mi sitio? ¿Dónde está mi sitio?". El empleado de la entidad que más tiempo dedica a los extranjeros de la plantilla, el bueno de Nacho Alarcón, le señalaba uno todavía sin serigrafiar: "Ahí, al lado de Natan (y Pau López)". Y asentía: "Sí, tiene que estar aquí, al lado de mi hermano. Me mandaba mensajes siempre y me preguntaba 'hermano, ¡vienes o no vienes? Y lo le decía 'estoy esperando todavía'". Se acordó igualmente de Isco y de un Denilson con el que acababa de hablar poco antes.

Acompañado de su progenitor, el ex del United bajaba las escaleras hasta el césped y entonaba el himno del Real Betis, escrito en los muros para quien se le olvide alguna estrofa. "Estamos apiñados como balas de cañón", canturreaba Antony, que avisaba de sus intenciones: "Tenemos que ganar alguna cosa este año, vamos el año que viene, ¿no? Nosotros nos lo merecemos mucho. Los aficionados se lo merecen mucho también. Ahora estoy aquí, donde yo quería. Éste es un lugar que me hace mucho bien. Por eso las cosas salen bien". Al rememorar su icónica fotografía levantando una bandera verdiblanca, no la sintió entonces tan pesada. Y, mientras se volvía a enfundar la equipación, confesaba: "A veces en casa yo duermo con la camiseta puesta. Estoy soñando con esto. Tengo muchas ganas de jugar un partido ya". Y el broche, con cuadros del Gran Poder, la Macarena y la Esperanza de Triana, la fe del grupo: "Para mí es lo más importante. Eso es lo que me mantuvo con paciencia cuando estaba en Manchester. Lo más importante es tener fe. Por eso que estoy aquí hoy también".