Los jugadores del Betis se vuelcan con Leyre, una joven aficionada con necesidades especiales

El fútbol, por mucho que algún político despabilado e ignorante quiera aprovecharlo para fines bastardos, es mucho más que once tíos detrás de una pelota. De momento, y gracias a Dios cada vez más, es un deporte también de las chicas, que levantan pasiones y arrastran a verdaderas masas de aficionados a los estadios. Con el Barcelona del Balón de Oro femenino, Alexia Putellas, como bandera, aunque con pioneras hispalenses varios años antes en eso de 'acolapsar' La Palmera, nuestras jugadores tienen ya su estatuto, su reconocimiento de una Liga profesional y van camino de una equiparación en la que tienen que colaborar las grandes empresas, también las audiovisuales. Pero donde la mujer puede presumir de estar al mismo nivel o por encima del hombre es en la pasión.

Desde las gradas, en las ciudades deportivas, en las calles. El otrora llamado sexo débil, una barbaridad desde el aspecto lingüístico y del sentido común (en todo caso, sería el género), está sacando músculo, convirtiéndose en un bastión dentro de las legiones de aficionados que mantienen a los clubes en su estatus. Y, como para casi todo, Sevilla es especial también en este caso. El Real Betis, convertido en los últimos años en una familia que se reúne en el vestuario de Los Bermejales y La Palmera, ha sellado una comunión impagable con su gente, coronada con la conquista de la Copa del Rey 21/22 el pasado 23 de abril en La Cartuja. La hinchada verdiblanca idolatra a su entrenador y a sus futbolistas, que se vuelcan cada vez que se les solicita.

Y no podía ser menos con Leyre, una pequeña con necesidades especiales que derrocha alegría, ilusión y, por supuesto, beticismo. Las ganas de vivir que muchos querríamos sin sus limitaciones. En su silla de ruedas, la pequeña aguantó tres horas junto a la puerta donde acceden los vehículos de los profesionales heliopolitanos a la Ciudad Deportiva Luis del Sol el pasado lunes, tras el descanso posterior al regreso del primer 'stage' de pretemporada en Austria. La sesión dispuesta por Manuel Pellegrini era a puerta cerrada y con presencia masiva de los jugadores en el gimnasio, pero la inmensa mayoría no pudo resistirse a los encantos de la pequeña Leyre.

Uno tras otro, se fueron parando para volverla literalmente loca de alegría. Su tía Noelia compartía en las redes sociales la reacción de la niña, que alucinaba al ver a sus ídolos besarla, firmarle su camiseta y abrazarla. Especialmente emotivo el beso que le dedica a William Carvalho, a quien, como Canales, Borja Iglesias, Miranda o Guardado, conoce perfectamente y llama por sus nombres. Y eso que sabe chapurrear cuatro palabras, según sus familiares. Suficientes para decir Real Betis Balompié. ¡Mucha fuerza, Leyre! Bueno, a ella le sobra. Que reparta un poco entre los que la rodean ;).