Pablo García 'responde' a la inminente oferta de renovación: "Sabes que son los colores que quieres llevar hasta el día en que te mueras"

El extremo recuerda sus orígenes, la prueba que hizo con el eterno rival y varias anécdotas, desde el cristal que rompió de un balonazo a las órdenes de Pepe Mel para que lo echaran de Montecastillo

Pablo García 'responde' a la inminente oferta de renovación: "Sabes que son los colores que quieres llevar hasta el día en que te mueras"
El del Parque Alcosa besa el escudo del club de sus amores. - RBB

"Mi barrio, mi Parque Alcosa, donde yo me he criado toda la vida. Mi infancia la he pasado allí por sus calles, disfrutando mucho con mi balón siempre a todos lados y yendo a cualquier sitio donde pudiera yo pensar que había una portería. Mi padre tenía en esa época, cuando yo era un poco más pequeño, un bar justamente debajo de casa. El local de al lado de una papelería. Yo estaba con mi balón fuera jugando, mientras que mi padre trabajaba, y un día (yo hablaba muy poco, era muy pequeño, tendría dos añitos, dos años y medio o tres), fui todo tristón así, con cara de malo, a buscar a mi padre dentro del bar. Y nada, lo llevé justamente a la parte de la papelería, que me había cargado todo el cristal y el balón estaba estampado allí, entre libros y bolis". La primera anécdota de Pablo García no defrauda. El canterano, uno de los nombres del momento en verdiblanco, protagoniza el sexto episodio del serial de YouTube 'Made in Betis'.

"Como siempre he sido fan del Betis desde súper pequeño, mi sueño era poder estar con los jugadores de Real Betis, hacerme fotos con ellos y poder entrar a convivir con ellos. Entonces, mi madre y mi padre me llevaron a Montecastillo. Pepe Mel, que era el entrenador de ese tiempo, me tenía que echar de los campos sin conocerme de nada, porque veía que ellos estaban entrenando y, de repente, se colaba un niño por algún córner y empezaba a pegarle a puerta, a tirar partas, a tirar penaltis. Algunos jugadores se quedaban flipados e impresionados, porque decían 'qué pequeño es este niño, qué chico, y qué fuerte le pega'", recuerda el extremo, ejemplo cada vez menos común de lo que en este deporte se conoce como 'One Club Man', pues permanece en la disciplina heliopolitana desde prebenjamines hasta su ascenso esta campaña al primer equipo. Y eso que casi cambia de bando.

"Fui a probar al Sevilla FC. Pero, cuando ya me llamaron para firmar con ellos, tuvimos que meternos un poco en contramano y decirles que muchas gracias por la manera en que nos habían tratado, pero que nosotros lo que queríamos era esperar a recibir la llamada de Real Betis, con el que yo también estaba haciendo las pruebas. Fue muy bonito saber que el club de tu vida, como para mí es el Real Betis, te daba esa llamada para poder empezar en su cantera y, desde ahí, poder conseguir todas las cosas que se están logrando", añade Pablo García, que no tuvo nunca dudas sobre su demarcación ideal: "Mi emoción por el fútbol y mi pasión por el fútbol siempre es resumida en el gol. Para mí, la forma de ver el fútbol es lo que hace felices a millones de personas y es la satisfacción más grande dentro de un jugador y en este deporte. Entonces yo siempre, desde que empecé a jugar fútbol, estaba obsesionado con el gol, porque sabes cómo va el mundo del fútbol, sabes que los delanteros tienen muchas ocasiones y normalmente suelen fallar muchas. Lo importante es no desesperarse y pensar que la siguiente va a ser gol".

Otra de las facetas que destaca en el de Alcosa es su autoestima: "Mi forma de ver el fútbol y mi forma de ver la vida es que cada uno tiene que confiar plenamente en sí mismo. Tengo una seguridad interior que me hace que todo lo que yo me proponga, siendo el momento que sea, sé que va a salir bien y confío mucho en que salga bien. Siempre que llega el momento de la verdad, estoy concentrado, sé lo que tengo que hacer, pero me gusta tomármelo con humor, me gusta estar siempre en un ambiente distendido para que todo sea más fácil y todo me resulte más cómodo para poder hacerlo bien. En el mundo del fútbol hay que ser muy humilde, hay que tener muy bien los pies en la tierra, porque, en el momento en el que te desvías un poco y pierdes el rumbo, tu carrera se puede ir al traste muy rápido, porque no sólo es ser bueno con el balón en los pies, sino que hay muchos factores externos que influyen mucho en ese sueño que todos queremos cumplir".

Como desgranó ESTADIO Deportivo en el perfil que le realizó justo antes del Mundial sub 20, el jugador de 19 años no ha descuidado sus estudios: "Estoy haciendo mi carrera de Filología Francesa, porque, al fin y al cabo, yo me he pegado toda mi vida en la escuela francesa, que es el colegio de mi barrio en el que damos todo en francés. Siempre he tenido muy buena relación con Youssouf Sabaly, con Cédric Bakambu, con Nabil Fekir... Al principio, en pretemporada, ellos hablaban solo entre ellos en francés, y un día me atreví y empecé a hablar con ellos en francés. Claro, ellos fliparon, porque dijeron 'joder, no nos esperábamos que tú supieras hablar francés'". En lo que sí es más normativo es el mundo 'tattoo': "Yo tengo varios tatuajes; dos en los gemelos, que ponen básicamente como yo llamo a mis dos abuelos por parte de madre, Tata y Nono, que también los tengo tatuados en el pecho. También aquí a mi madre en el brazo izquierdo y a mis amigos de toda la vida de la infancia, que para mí son como si fueran los hermanos que nunca tuve. Tengo el número 33, que es un número muy importante para mí, porque es el número con el que al final comienzo a despegar un poco en todo el mundo del fútbol, que es el número con el que debuto en el filial y el que me hace consagrarme en el filial como un jugador importante también".

Manías y supersticiones: el mismo sitio en las fotos del once, el cojín de la suerte...

Llama mucho la atención Pablo García por la costumbre, para muchos 'vintage', de llevar el uniforme perfectamente colocado: "Generalmente, esa forma de vestir viene porque siempre a nosotros de pequeños nos hacían meter la camiseta por dentro, salir al campo con la camiseta por dentro. Y a mí se me quedó; yo cumplía al pie de la letra las indicaciones de mi entrenador y me decía que no me sacara la camiseta por fuera. Y las camisetas anchas, las calzonas anchas, es principalmente por comodidad, porque soy una persona que le gusta vestir ya no sólo dentro del campo, sino fuera de una manera muy amplia, con prendas muy anchas, sin que me rocen mucho y las medias bajas también por comodidad. Yo tengo muchas manías, soy una persona muy maniática, muy cerrada en eso de las costumbres. Cada vez que hacemos la foto del once inicial, siempre me pongo en el mismo sitio. Siempre estoy en la parte derecha, el último, abajo. Nunca estoy arriba, nunca estoy en medio, nunca".

Y añade: "El cojín ya se ha convertido en un símbolo, en algo característico mío, y viene de que mi abuela, que es una excelente pintora, me dijo a mí que si yo quería un cojín con mi nombre y con el escudo de Real Betis. Yo, pues claro, súper contento, le dije que sí, que me encantaría tenerlo. Pero, aparte de que lo necesito porque es súper cómodo para dormir y para los viajes y eso, ya se ha convertido en que lo tengo que llevar a todos lados".

El debut con los mayores

"Fue seguramente el día más feliz de mi vida en cuanto a fútbol se refiere, porque es el sueño que todos los béticos, de los que llevamos aquí toda la vida, querría haber cumplido. Recibí la llamada del primer equipo del míster Manuel Pellegrini y subo con toda la ambición y con toda la ilusión del mundo. Y recuerdo que ese día yo le hablé a todos mis amigos y a toda mi familia pensando que me iba a salir, que iban a salir las cosas bien. Llegaba eso el minuto 70 por ahí, yo ya estaba calentando y fui como loco a ponerme mi camiseta corriendo por aquella banda del campo del Mallorca y, al salir, fue como una sensación de libertad y de orgullo el poder vestir la camiseta del equipo. Intenté aprovechar lo máximo posible, disfrutarlo como si fuera el último. Posteriormente al partido de Mallorca, justamente el siguiente partido en casa, volví a recibir la llamada del míster", recuerda, emocionado.

De la grada al verde: 'uno di noi'

"Para una persona que vive el Betis tanto como lo vivo yo, eso para mí fue súper importante y súper impactante. No sabía que la grada me iba a recibir así. Para una persona que el sueño que ha tenido siempre ha sido debutar en tu estadio, delante de tu gente, con la camiseta de tu equipo, recibir una ovación de tu afición, de 50.000 personas jugando contra un Athletic Club... La verdad es que no tengo palabras para explicar cómo me sentí ese momento, y eso va a quedar marcado en mi corazón para los restos. Yo soy uno más como ellos, pero simplemente teniendo la suerte de poder vivirlo desde el interior y desde abajo, desde el césped, como a cualquier otro bético le gustaría poder vivirlo. El Betis para mí lo es todo. Al final, te creas un hábito que, por suerte, no quiero dejar de tener nunca. El venir, ponerte tu camiseta, entrenarme sabiendo que es el equipo de tu vida, que son los colores que quieres llevar siempre hasta el día que mueras. Muy feliz, muy orgulloso; nunca cambiaré ese amor que tengo por el Real Betis".