Rafa Cala
La renovación o no de Guido Rodríguez es uno de los frentes abiertos que tiene el Real Betis en este final de temporada. El centrocampista acaba contrato al término de esta campaña 2023/2024 y aún no hay acuerdo para su continuidad a pesar de que han existido conversaciones y negociaciones durante los últimos meses sin éxito. Esto ha provocado que se llegue a una situación límite entre Guido Rodríguez y el Real Betis, en donde cada uno juegan sus cartas para sacar el máximo beneficio posible para sus intereses siempre dentro del respeto que se le tiene a la otra parte implicada. Un juego, habitual en el fútbol y en la vida cotidiana de cada uno de nosotros, que parece que merece menos comprensión cuando se toca hablar del deporte rey.
Y es que cuando hablamos de fútbol y, en especial, de nuestro equipo se toca esa fibra sensible que hace que la pasión nuble a la razón y se olviden u obvien todo lo hecho y realizado anteriormente. La situación de Guido Rodríguez merece el mayor de los respetos, al igual que la del Betis, pero me centraré en la del argentino.
Guido Rodríguez es un futbolista que ha crecido deportivamente de la mano con el Real Betis. Cuando llegó a España, en aquel infausto comienzo bético que tuvo con Rubi como entrenador en donde casi nadie sabía si era diestro o zurdo, recibió críticas injustas siendo un recién aterrizado sin tener periodo de adaptación alguno. Una situación que cambió, a la que le dio un giro radical, para ser un centrocampista clave y fundamental para las múltiples clasificaciones europeas del Real Betis con título de la Copa del Rey incluido en el año 2022. Con estos méritos, sabiendo que su caché ha subido y con cantos de sirena de Atlético de Madrid, lo normal es que Guido Rodríguez espere lo máximo posible para firmar un nuevo contrato porque eso puede traer una mejora personal en los aspectos económicos, laborales y personales que todo el mundo querría.
Por estos motivos, entiendo poco las críticas a Guido Rodríguez. Porque aunque no es comparable la situación de un futbolista a un asalariado o un mileurista, lo que está haciendo Guido Rodríguez es lo que haríamos todos en su lugar. Intentar conseguir lo mejor para sus intereses. Y, bajo mi punto de vista, creo que se ha ganado eso y además el tiempo para decidir ya que mientras ha jugado con el Real Betis lo ha dado todo, con una implicación máxima y profesional, ayudando al conjunto de Heliópolis, en el que ha sido pieza fundamental, para consolidarse en la élite de LaLiga y del fútbol español.
Por otro lado, es igualmente respetable que el Real Betis quiera renovarlo. Un Betis que si no tiene respuesta luego, baje la siguiente oferta que le haga a Guido Rodríguez. Aquí no hay buenos ni malos en esta historia a pesar de todo el romanticismo que hay en el fútbol. Sólo dos partes que buscan llegar a un acuerdo para seguir juntas, lo cual esperemos que sea mucho tiempo.