Fútbol base: historias de amor y sacrificio
La de Jesús Navas es una más entre las familias que lo apostaron todo por ver cumplir los sueños de sus hijos en este deporte. Sacrificio, esfuerzo económico y una recompensa más que satisfactoria
“Y dar las gracias por todo lo que han hecho conmigo, por esas mañanas de frío llevándome a entrenar en la bicicleta, en mi pueblo y han sido partícipes de lo que he conseguido y de mis logros”, recordaba el capitán sevillista Jesús Navas el día de su retirada, lanzando un mensaje a su familia. En este reportaje llevado a cabo bajo el acuerdo de colaboración entre ESTADIO Deportivo y la Escuela de Reporteros de Andalucía, damos voz a algunas madres en su experiencia como acompañantes de sus hijos en el fútbol base.
Como él hizo, muchos niños sueñan con convertirse en sus ídolos desde muy pequeños. Solo unos pocos finalmente llegan a la meta, pero el camino siempre está lleno de recovecos que finalmente van poniendo a cada uno en su lugar. Aun así, la ilusión siempre está ahí.
La historia de Navas y su abuelo se repite cada día en el Fútbol Base, una realidad presente en clubes como el Atlético Central de Sevilla Capital, que juega en Tercera RFEF y entrena en el Polígono Sur. “Hay padres que no tienen cómo desplazarse, no tienen vehículo propio; hay padres que vienen de Benacazón y tienen dos niños, tienen que traerlos a entrenar a los dos… los fines de semana que sacrifican su ocio por el día de partido del niño. Eso es un tesoro que tenemos en el club, que lo valoramos muchísimo y que agradecemos a los padres cada vez que tenemos ocasión", destaca Pablo Lozano, coordinador de cantera del club.
Es el caso de Bella y Gina, madres de Marcos y Samuel, ambas reconocen el esfuerzo que supone, pero también la ilusión de acompañar a sus hijos en su sueño. “Se hace por amor al hijo. Es cierto que es un sacrificio tanto económico como de tiempo, todo lo que sale de la normalidad, de lo cotidiano al final es un sacrificio”, comenta una de ellas. “A mí me aporta una satisfacción grandísima. La sonrisa de mi hijo, la de sus amigos, verlos sonreír, llorar, frustrarse…”, prosigue Bella.
Para Gina, la pasión de Samuel por el fútbol no tiene fronteras. Llegaron desde Colombia y encontraron en el club una gran familia. Su historia es la de tantos padres que luchan por dar oportunidades a sus hijos.
“Tenemos una labor muy importante y tenemos que ser conscientes de eso, apoyar a nuestros hijos, sacrificar lo que tengamos que sacrificar y obviamente que digan que nuestros hijos fueron lo que fueron, pero al final detrás siempre va a estar el padre que lo apoyó, el padre que lo llevó, el padre que estuvo con él, le dijo tú puedes y yo creo en ti”, señala Yina.
Y es que sin ese apoyo y sacrificio las carreras de los futbolistas no serían posibles. Muchos padres, abuelos, tíos… siguen creyendo en ellos, empujándolos con cada abrazo y con cada aliento. Porque no se trata solo de un deporte, sino de historias de amor incondicional.