Florentino pierde la paciencia con Xabi Alonso tras la derrota en Liverpool: dudas internas y tensión en el vestuario
Los últimos resultados ante Barça y Liverpool han reforzado las sospechas de Florentino Pérez, que nunca terminó de apostar plenamente por Xabi Alonso. El presidente del Real Madrid, detecta problemas de gestión, falta de modernidad táctica y desgaste emocional en una plantilla cargada de egos

La dolorosa derrota en Liverpool y la lectura posterior del ‘Clásico’ han encendido de nuevo las alarmas en las oficinas del Santiago Bernabéu. Florentino Pérez siempre mantuvo dudas respecto al aterrizaje de Xabi Alonso, y ahora siente que aquellas dudas estaban fundamentadas. Según publica Sport, el mandatario marcó en rojo estos dos encuentros como examen, tanto para evaluar las ideas tácticas del entrenador como su capacidad de gestionar un vestuario repleto de estrellas. El resultado, de momento, es decepcionante.
El presidente veía en estos compromisos una oportunidad para comprobar si el técnico era capaz de adaptar conceptos modernos, controlar egos y mantener ritmo competitivo. Sin embargo, la imagen ofrecida por el equipo en Inglaterra volvió a dejar al descubierto que la presión alta, tan reivindicada en los últimos meses, se desactiva ante rivales de peso, mientras que la estructura ofensiva parece depender demasiado de las individualidades.
Esta situación resulta especialmente llamativa teniendo en cuenta que Xabi no fue la primera opción para sustituir a Carlo Ancelotti. La negativa de Jürgen Klopp acabó por decantar la balanza, empujada también por el entusiasmo de asesores que defendían la propuesta del técnico tolosarra. Ahora, la sensación en los despachos es que aquella insistencia fue precipitada y poco sólida, más emocional que estructural.
Con este contexto de fondo, la victoria en ‘El Clásico’ calmó temporalmente la presión, pero también alimentó otra lectura: el Real Madrid ganó sin rotaciones, con un once plagado de figuras y sin cambios profundos respecto a la era de Ancelotti. Florentino interpreta ese matiz como confirmación de que el discurso de modernidad no ha cristalizado sobre el césped.
Choques con el vestuario
La gestión interna es otro de los puntos calientes. El episodio con Vinícius tras su sustitución ante el Barça abrió un foco de tensión que, según las mismas fuentes, el club no terminó de apoyar en su entrenador. El brasileño, lejos de suavizar la situación en privado, optó por un comunicado general, con disculpas colectivas. El mensaje implícito dejó a Xabi en una posición delicada frente al grupo.
Además, en el club se apunta hacia otras fricciones: las declaraciones de Valverde sobre su uso como lateral, una gestión irregular del rol de Endrick y decisiones polémicas, como el cambio de Trent en Liverpool a falta de diez minutos. El malestar, filtrado desde el propio vestuario, inquieta al entorno presidencial.
Preparación física en entredicho
Otro diagnóstico preocupante proviene del rendimiento atlético. Con la llegada del nuevo preparador físico, Ismael Camenforte-López, conocido por métodos innovadores y uso intensivo de tecnología, se esperaba un salto de calidad. Sin embargo, el Real Madrid recorrió cuatro kilómetros menos que el Liverpool, un registro que alimenta la percepción de complacencia y falta de intensidad continuada.

Lo más preocupante es que estos patrones ya se observaron la temporada pasada. El equipo parece responder únicamente en citas de máxima rivalidad, con el factor emocional como gasolina. Para Florentino, esto no es sostenible en el largo plazo.
Reacciones y señales desde los despachos
La lectura interna tras el encuentro en Liverpool fue demoledora. El presidente considera que Xabi manipula el relato al hablar de “detalles”, una narrativa que recuerda a etapas anteriores marcadas por excusas. El hecho de que Courtois evitara un marcador más amplio, unido al pobre volumen ofensivo, refuerza la idea de que la propuesta aún no está definida.
Hoy, el técnico tolosarra se encuentra en una especie de limbo: cuestionado por parte de la plantilla, señalado por la afición y observado con lupa desde la presidencia. Sobrevive, en parte, porque la alternativa que más seduce al club, Klopp, sigue lejos de los banquillos.