Antonio José Medina6 min lecturaSi hay alguien que se a visto beneficiado por la llegada de José Luis Mendilibar al Sevilla FC, ése ha sido Marko Dmitrovic. El internacional serbio, tras año y medio a la sombra de Yassine Bono, se ha hecho por primera vez con la camiseta de titular, un momento que ha coincidido también con su adiós a la selección de Serbia y el resurgir del equipo nervionense de la mano del técnico vizcaíno.
El meta balcánico hace un balance de lo que están siendo estas últimas semanas ante los micrófonos de Canal Sur, donde admite que tuvo algo que ver en el fichaje de Mendilibar, defiende a Sampaoli antes de reconocer que su salida era la mejor decisión, analiza la temporada y se ilusiona con lo que viene, empezando este jueves con el Sevilla-Manchester United de cuartos de final de la UEFA Europa League.
"Ojalá ganemos la Europa League, ojalá que ganemos todos los partidos, pero no sé ir más allá del presente, sólo sé que mañana vamos a entrenar bien. La persona que no pueda ser ambiciosa no puede estar en este club. Si me dices hace tres semanas que íbamos a estar así no lo cree nadie, así que seguimos en esta línea de ir ganando confianza. Ya marcamos con más eficacia y recibimos menos goles", señalaba Dmitrovic sobre el momento presente, que avisa para ese jueves que "los que vayan a jugar saldrán con todas las ganas". "Va a ser un ambiente tremendo, pero también sabemos que será muy difícil", añade el balcánico.
El portero del Sevilla espera que esta dinámica positiva que se ha iniciado con el cambio de técnico se mantenga hasta el final y haga olvidar una temporada que ha sido negra para todos. "Estamos en buen momento. Ya hemos conseguido algunos resultados positivos y el ambiente es positivo. Ahora hay que devolver la confianza al máximo, pero si te duermes esto da otro giro. Todavía no hemos salido de la situación complicada, pero estamos en el buen camino", señala Dmitrovic antes de añadir: "Ahora queda un mes y medio muy ilusionante, en el que podemos, incluso, darle la vuelta a esta mala temporada, tanto el jueves como con el resto de lo que queda".
Mucha culpa de todo ello ha tenido un José Luis Mendilibar que aún no sabe lo que es perder como técnico del Sevilla y que ha levantado la moral de un equipo que estaba algo perdido. En su llegada tuvo algo que ver Dmitrovic, al que le preguntaron por él tras caer en Getafe y, lógicamente, sólo tuvo palabras buenas para el que fue su técnico en el Eibar. "Es un genio. Todo el mundo del Sevilla sabía mi opinión. No sé si soy la persona adecuada para hablar de él porque conmigo todo es superlativo con él. Es un diez como persona. Tengo una relación muy personal más allá del fútbol, aunque él no regala nada. Después del partido del Getafe me preguntaron y traté de ser lo más sincero posible. Di mi opinión del momento y de qué podía aportar", admitía el portero balcánico, que cree que, pese a no haber dirigido nunca a un equipo con aspiraciones aparte del Athletic, es un técnico que está capacitado para hacerlo.
"Mendilibar puede ser entrenador de equipo grande, porque es capaz de sacar lo mejor de cada uno y del conjunto. En Valencia no le gustó lo que vio, por ejemplo. Vino para salvar la situación y no tiene mucho tiempo. Vamos a ir creciendo con él, porque en poco tiempo ha sido capaz de arreglar muchas cosas. Es un entrenador que puede llevar una plantilla como la del Sevilla. Se lo merece después de muchos años", añadía.
Al mismo tiempo, reconoce que la situación con Jorge Sampaoli se había vuelto insostenible. Y eso que a él le gustó la idea del técnico argentino. "Cuando vino Sampaoli trajo una idea que me gustó, pero depende de los jugadores que tengas para poder desarrollar esa idea. También tienes que saber si había carácter para jugar así y si éramos los jugadores adecuados. Los resultados no acompañaron y nos hundimos; y sin confianza es difícil rendir. No teníamos jugadores para jugar a eso, por nivel y por confianza. Ese fue el principal problema. Para jugar a lo que quería se necesitaba más tiempo y otros jugadores", asume Dmitrovic, quien, por último, admite que su relación con Bono tras hacerse con la titularidad no ha cambiado.
"Seguro que quiere jugarlo todo, pero los dos queremos mejorar juntos. La relación es sana también fuera del campo. No noto nada raro. Seguimos igual", avisa.