Originalidad y un modelo para aspirar a la Liga

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Originalidad y un modelo para aspirar a la Liga
La originalidad es un don con el que, posiblemente, se nace. Y quizás es más fácil que fluya de forma individual que en grupo. Ser originales en el fútbol, en un deporte colectivo, para el que cada ciudadano tiene una opinión y en el que muchos piensan que está todo inventado, se antoja realmente complicado. Si no eres capaz de inventar, copia, dice con razón la gente pragmática. El Sevilla de Machín no es una copia de su Girona, aunque tuvo un primer esbozo similar. El Sevilla de Machín es una evolución de ese primer modelo, un sistema tuneado que tiene su punto original, la inventiva de su autor. Sobre Machín recaen, sin duda, gran parte de los elogios hacia un equipo que después del primer tercio de Liga, ya no es casualidad -son méritos contraídos-, lidera la tabla clasificatoria en Primera división. Líder en solitario tras 13 jornadas. Se escribe con una facilidad que nada tiene que ver, desde luego, con la dificultad que entraña lograrlo.

Machín pone la originalidad en un justo aspirante a luchar en estos momentos por LaLiga y Caparrós, según ha comentado en los micrófonos de la Cadena Cope, tiene claro cuál es el modelo a seguir para intentar el asalto al sueño imposible: el Atlético de Madrid. Caparrós ha tenido la suerte de pasar a los despachos y a la dirección deportiva habiendo conocido dentro del vestuario a buena parte del plantel que hoy tiene líder al Sevilla, y esa cercanía le ha dado un conocimiento muy real de los jugadores y de sus verdaderas capacidades. Sigue teniendo alma de entrenador y ve en el Atlético de Simeone la referencia a seguir para intentar romper el abrumador dominio de Barça y Madrid conquistando ligas.

El modelo, para alivio de Setién, nada tiene que ver con lo estético, o con el estilo de juego. El modelo implica, básicamente, dos factores. El primero, por orden de relevancia, algo que Caparrós ve ya instalado en el vestuario sevillista: un grupo convencido en el que todos piensan de la misma manera, en el que todos reman en la misma dirección. Caparrós intuye que, de alguna forma, se respira entre las cuatro paredes de Nervión el espíritu de grupo ganador y las mismas vibraciones que se percibían en el Atlético campeón de Liga en la temporada 2013-14. Ya lo dijo el propio Caparrós hace muchos años: "Los grandes jugadores ganan partidos, los equipos ganan títulos".

El colectivo, por encima de las individualidades. El interés general, por encima del particular. La fe de un plantel que cree, que nunca se rinde, y con la que se ganan puntos que muchos darían por perdidos. Ya pasaba en el Sevilla de los títulos. A veces, en las adversidades, la convicción de los futbolistas superaba el convencimiento de la grada.
A este primer factor se agarra el director de fútbol del Sevilla para hacer públicas sus dudas razonables sobre la conveniencia de fichar las tres piezas que pide Machín: un central, un sustituto de Gonalons -Roque Mesa ofreció un gran nivel ante el Valladolid, pero no tiene la talla que quiere el técnico- y otro André Silva.

Caparrós, sin embargo, piensa que meter a gente nueva ahora en un vestuario que funciona puede ser perjudicial. Además, le frenan la locura de precios en la que está instalado el mercado y la idea de no cubrir todas las fichas para no cerrar la puerta a la cantera. Aparece aquí el segundo elemento del modelo: dejar fichas libres para incorporar a canteranos que vengan con las señas de identidad del club, que inyecten hambre y sangre nueva en el vestuario y que puedan convertirse en una futura fuente de ingresos para el club. Caparrós está decidido a quitar el tapón que frena la correa de transmisión que una a la cantera y al primer equipo, y tiene en el Atlético de Simeone y los Saúl, Thomas, Koke o Lucas Hernández, la referencia que constata que se puede combinar un equipo campeón que cuente con gente de la casa.

Con todo lo anterior expuesto, la pregunta está en la calle y sobre la mesa: ¿puede el Sevilla realmente ganar LaLiga? Con el actual fondo de armario, yo diría que no, salvo que Machín rote en la Europa League y en la Copa, y los mejores logren que se alineen todos los astros en favor del Sevilla. Ya parece lo suficientemente ambicioso meterse entre los cuatro primeros y volver a la Champions.

Los fríos números también te sitúan en la realidad. Sólo 9 campeones de Liga desde que arrancara oficialmente la competición un 10 de febrero de 1929. Noventa años han transcurrido desde entonces, nueve décadas, con dominio de Madrid (33) y Barcelona (25). Una Liga bicéfala a la que ha asomado puntualmente la cabeza el Atlético (10), el Athletic (8), el Valencia (6), la Real Sociedad (2) y con un único campeonato el Betis (1934-35), el Sevilla (1945-46) y el Deportivo de la Coruña (1999-00, la última del siglo XX). En la última década, el dominio abrumador del Barça (7) sólo lo ha roto el Madrid (2) y el Atlético (1).

Con los pies en el suelo, con la humildad siempre presente, Caparrós no pincha el globo de la ilusión. Disfruta del momento de su equipo, saborea un liderato que pone al club en el escaparate mundial y no rehúye a las expectativas creadas por miedo a una futura decepción. "Bendita frustración", ha comentado, porque considera que sería una señal de que el Sevilla ha estado en la pelea, y porque asumir el reto de aspirar a LaLiga no es más que el reflejo de la exigencia y el crecimiento de la entidad. Las ideas están claras. El tiempo despejará las dudas.
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