Dio el golpe de autoridad con el fichaje de
Monchi y con el retorno del director deportivo de los títulos, el presidente del
Sevilla ha recuperado, como muchos sevillistas, la ilusión. No por el liderato, obviamente, pues
como ha reconocido José Castro es anecdótico cuando sólo se llevan disputadas dos jornadas de Liga.
Más bien porque hay un proyecto en marcha, deportivo, social e institucional, que apunta a una nueva fase de crecimiento en los próximos años. Las reformas en el
Sánchez-Pizjuán, las mejoras en la ciudad deportiva, el futuro tercer anillo para ampliar el aforo... Un ambicioso plan que ha generado un clima ilusionante.
Lo más difícil lo ha hecho
Monchi. Construir en tiempo récord un equipo prácticamente nuevo en torno a
Lopetegui. Más músculo, más talla y está por ver si con la misma capacidad goleadora, ahí radica la gran duda tras las ventas de
Ben Yedder y
Sarabia. Era una demanda generalizada y al de San Fernando no le ha temblado el pulso a la hora de tomar decisiones y de dar un giro completo de tuerca a un plantel que, sin haberse caído de los puestos europeos en los dos últimos años, se había devaluado considerablemente.
Quince bajas,
once fichajes y, con el mercado abierto, aún se espera algún traspaso, cesión o incorporación más. Líder, pero aún con mucho por construir.