Sus dirigentes aún están a tiempo de dar un pequeño giro de muñeca para
enfocar a un Betis que transmite una imagen borrosa. De dónde viene, ya lo sabemos todos. Pero no se ve con claridad hacia dónde va. El primer año europeo de Setién no tuvo continuidad y el primero de Rubi después de otra temporada de sequía va camino de un nuevo fracaso.
Se ve venir porque
el objetivo europeo está a nueve puntos. Lejísimo, me atrevería a decir, en una Liga tan igualada en la que hacen falta muchos partidos perdidos para caerse y muchos ganados de forma consecutiva para subir peldaños.
En ese contexto,
resulta inquietante que el presidente,
Ángel Haro, se alivie pensando que al menos el equipo no está coqueteando con el descenso, porque desprende un tufillo a conformismo que empeora el decadente mensaje de
los 43 puntos de Lopera, quien utilizaba la cifra como escudo para tapar aspiraciones que eran mayores.
Ha estado Haro mucho más comedido que Catalán, y hace bien, a la hora de valorar los malos arbitrajes que está recibiendo el Betis.
Ojo. Tienen razón para quejarse, para presentar quejas formales a la Federación; para hacer un Florentino y llamar a Rubiales; para pedir, como hizo el Madrid, la conversación entre el colegiado y la sala VOR tras ver cómo le metían la mano en la cartera en Getafe... pero incidir en los árbitros o poner en la opinión pública el debate de
si es necesario fichar a un Pérez Lasa de la vida para mediar con los árbitros
no va a ayudar ahora a ganar partidos.
Tampoco interesa, en plena competición,
airear la posibilidad de cambiar de nuevo de modelo y volver a fichar a un director deportivo. Primero, porque esos intentos ya fracasaron; y segundo, porque traen a la mente del bético el nombre del único que ha funcionado,
Lorenzo Serra Ferrer.
Enfocar al Betis es desbrozar toda esa maleza que despista al personal y respaldar con fuerza, y no tímidamente como ha hecho Haro, a Rubi. No hay otra opción con la temporada en marcha y con los fichajes del mercado invernal ya realizados. Convendría aparcar
estrategias internas que suenan a excusas cuando se airean, para
focalizar el objetivo inmediato, ganar al Leganés, y el final,
volver a Europa.
Joaquín Adorna