THOMAS PAGE MCBEE

Thomas Page McBee: "Como hombre intento huir de comportamientos machistas"

Thomas Page McBee: "Como hombre intento huir de comportamientos machistas"
Thomas Page McBee: "Como hombre intento huir de comportamientos machistas"

Barcelona, 10 may (EFE).- El escritor y boxeador aficionado estadounidense Thomas Page McBee, que logró a los 30 años el cuerpo que se correspondía con su identidad sexual, vive a día de hoy una masculinidad en la que intenta "huir de comportamientos machistas", tras haber comprobado en su propia piel cómo los sufren las mujeres.

McBee es uno de los protagonistas de la octava edición del festiva 'Primera persona del CCCB en Barcelona, donde contará esta tarde su experiencia para convertirse en el hombre que quiso y quiere ser, un proceso que ha relatado en sus libros "Man Alive" (2014) y "Un hombre de verdad. Lecciones de un boxeador que peleaba para abrazar mejor" (Temas de hoy), de reciente publicación en España.

En su último libro explica que, cuando vaya detrás de una mujer "que corre sola", hará lo que le hubiese gustado que un hombre hiciese antes por él, "anunciar su presencia", indicarle que "le adelantará por la derecha", teniendo en cuenta que su cuerpo es, "para la mayor parte de la gente, un arma, al menos hasta que se demuestre lo contrario".

McBee se convirtió en el primer boxeador trans en competir en el cuadrilátero del templo del boxeo, el Madison Square Garden, pero antes tuvo que aprender "cómo ser un hombre en el cuerpo de un hombre", ya que, a pesar de la felicidad que la operación de asignación de sexo le trajo, tenía dudas sobre cómo el mundo lo trataría "como hombre" y lo que se esperaba de él, explica en una entrevista con Efe.

"Empecé en el boxeo haciendo lo que veía que otros hombres hacían y se ha convertido casi en una metáfora de mi proceso. Me sorprendió lo emocionante, empática y positiva que fue la experiencia de trabajar con otros hombres en el boxeo; me alegró encontrar tanta intimidad en un lugar aparentemente muy violento, pero donde, al final, solo queríamos vernos triunfar unos a otros", cuenta el boxeador.

La transición de McBee no estuvo exenta de decepciones y contradicciones, y en este sentido, explica McBee, "me molestó que, aunque era feminista y había tenido durante toda mi vida una experiencia diferente del género, tan pronto como tuve el cuerpo de un hombre, las personas me trataban como si siempre hubiera sido un hombre, con todo lo que eso conlleva".

Thomas Page McBee sintió que ese trato era problemático, pues "por una parte me obligaba a reprimir ciertas partes de mí mismo y, por otra, automáticamente me trataban con mucho más respeto del que se le otorgaría a una mujer en la misma situación. Así es como el sexismo estructural funciona, claramente afecta más a las mujeres, pero también afecta a los hombres".

"Ser un hombre en muchas partes del mundo es, literalmente, no ser una mujer, y a la vez ser dominante y no tener sentimientos; ahí es donde entra la represión que hace que los hombres tengan una epidemia de soledad. Las cosas que nos negamos a nosotros mismos al servicio de demostrar una masculinidad a otros son riesgos para la salud", relata.

"Es un derecho humano tener acceso a la atención médica necesaria, por lo que todos los países deberían incluir en su seguridad social la operación de asignación de sexo. Es totalmente falso que, si la operación es gratuita, hay más operaciones. Nadie pasaría por ese proceso si de verdad no lo siente", advierte, pues "es una decisión que altera la vida y los riesgos para la salud son inmensurables, especialmente la salud mental".

McBee cuenta cómo, con su experiencia, ha descubierto que hay un aspecto social y otro identitario sobre la cuestión del género. "La disforia de género -subraya- es un sentimiento real que conlleva un increíble dolor mental y emocional por no tener el mismo aspecto exterior que el que una persona siente en su interior, esto no es solo una construcción social".

Politizar el género es una forma de mantener el "statu quo", denuncia McBee, y "las personas en el poder juegan con los temores de la gente sobre el cambio, sobre la visibilidad de cuerpos que no son blancos, heterosexuales ni masculinos, que desean tener las mismas oportunidades".

Para el también articulista de "The New York Times", "Playboy" y "Glamour", entre otros medios, la cuestión a plantearse es: "¿Podemos los que no estamos en el poder apoyarnos mutuamente para defender los derechos colectivos? ¿Podemos dejar que nuestro sentido de la humanidad sea más grande que nuestros temores?".

Por Laia Mataix.