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Agustí Benedito: la última oportunidad del opositor

Agustí Benedito: la última oportunidad del opositor
Agustí Benedito: la última oportunidad del opositor

Barcelona, 22 dic (EFE).- El precandidato Agustí Benedito acumula 23 años desde su inicio como opositor azulgrana en 1997, tan solo interrumpidos por seis en el club con Joan Laporta, y ha decidido que el 24 de enero será la última vez que opte a ser presidente del FC Barcelona.

"No habrá una cuarta si no gano estas elecciones", asegura quien intentará el asalto al trono azulgrana por tercera vez después de sus intentos en 2010 y en 2015.

Precisamente por su condición de opositor sorprendió tanto a propios y extraños que decidiera no participar en el voto de censura de este 2020 contra Josep Maria Bartomeu y su junta directiva.

A día de hoy Benedito, quien organizó un voto de censura contra la misma directiva en 2017 que no consiguió las firmas necesarias para llegar al referéndum, sigue convencido de que al no participar en el de este año obró de la mejor manera para la entidad azulgrana.

"El voto de censura ha salvado de la acción de responsabilidad a la junta de Bartomeu y provocará que la ganadora de las elecciones se encuentre ya de entrada con una situación muy complicada, porque deberá asumir las pérdidas correspondientes de este ejercicio. ¿Esto es lo que querían conseguir los impulsores? Que me lo expliquen", recuerda.

Benedito, refugiado detrás de unas gafas que le otorgan personalidad, gana en la distancia corta y domina la relación con los medios de comunicación. Cuando hay un micrófono o una cámara encendida su voz se calma. A la que se apagan aparece su vehemencia.

Le gusta tenerlo todo bajo control. Aunque sin imponer y con respeto por el trabajo del periodista, quiere conocer las sensaciones del profesional después de la entrevista y el momento exacto en el que se publicará para medir sus tempos teniendo en cuenta el resto de acontecimientos que sucederán en clave Barça durante esa jornada.

A estas alturas de su trayectoria en el entorno azulgrana prefiere no sobreexponerse en los medios de comunicación. "Hay cinco semanas para explicar los proyectos desde la convocatoria de las elecciones. Si tienes claro lo que quieres para el club, con dos ya deberías tener suficiente", considera.

Por este motivo ha sido el precandidato que más se ha esperado a presentar oficialmente el proyecto, concretamente hasta el 21 de diciembre. Pero su aparición vino acompañada de una información 'bomba': si gana las elecciones construirá un nuevo estadio (en el mismo lugar que el Camp Nou o en la Ciutat Esportiva Joan Gamper) y paralizará definitivamente el Espai Barça.

La aventura 'culer' de Benedito, que en 2010 llegó a postularse como lo más parecido al continuismo laportista, no se entiende sin su fiel mano derecha: Lluís Geli. Aunque esta vez el cofundador de la inmobiliaria de lujo Lux Habitat no estará presente en el equipo directivo por razones profesionales.

Benedito y Geli son amigos desde que iban a la escuela en Sant Cugat del Vallès y su amistad se ha mostrado inquebrantable durante décadas hasta las últimas consecuencias. Como si fueran siameses, alrededor del Barça han dado juntos todos los pasos. "Tienen una fidelidad mutua muy fuerte", explica una fuente cercana a ellos.

Algunos actores del entorno azulgrana aseguran que Benedito, administrador único de Global Fast Good y de BEN 2018 Consultors, lleva 25 años intentando rascar una vicepresidencia. Pero en 2015, según explicó él mismo en una reciente entrevista con EFE, declinó pactar con Joan Laporta cuando los presidentes de la Assemblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural se presentaron para convencerlo un día antes de las elecciones.

Pero Benedito vuelve a estar presente en la carrera electoral. A pesar de que él mismo considera que Joan Laporta es el favorito para ser el próximo presidente del Barça. A pesar de haber perdido 5.000 votos en los comicios del 2015 respecto a los logrados en 2010. A pesar de no haber formado parte de un voto de censura que logró su objetivo sin llegar al referéndum.

A pesar de que él mismo está seguro de que el próximo presidente tendrá encima una espada de Damocles económica.