Éxtasis y ridículo: adiós al derbi copero

Éxtasis y ridículo: adiós al derbi copero
- Joaquín Adorna
Joaquín AdornaJoaquín Adorna6 min lectura
Pasa el Betis, cae el Sevilla. Alegría y gran decepción. El esperado -habría sido histórico- derbi en unas semifinales de Copa o en una final que se va a disputar en Sevilla, tendrá que esperar. Supo ganar el Betis una eliminatoria que tenía de cara tras la ida, que se le complicó con el tanto del Espanyol y en la que acabó saboreando un ilusionante pase que le permitirá luchar por alcanzar la final. No estará en el bombo del sorteo un Sevilla que hizo el ridículo en el Nou Camp, donde encajó una dolorosa goleada (6-1) estando tan sólo unos veinte minutos con opciones de pasar (desde el gol de Arana en el 67', 4-1, hasta el 5-1 de Luis Suárez en el 89').

La alegría se vivió en el Villamarín. Vuelve el Betis a unas semifinales de Copa catorce años después en una noche con tintes épicos, con prórroga, viéndose obligado a remontar un marcador en contra y con un protagonista, Sergio León, que se reivindica ante Quique Setién -siempre ha contado con el apoyo de la afición- y demuestra su condición de goleador cuando se le está abriendo la puerta de salida. Su galopada y su extraordinario gol en el minuto 95', con el que el Betis certificaba virtualmente el pase ante un Espanyol en inferioridad numérica, quedarán para el recuerdo en una noche memorable.

Le costó al Betis entrar en el partido. De hecho, no dio sensación de poder llevarse la eliminatoria hasta avanzada la segunda mitad cuando Joaquín, que había entrado sustituyendo a Carvalho -lesionado-, empezó a conectar con Lo Celso -golazo en el 1-1-, y cuando Canales y el resto del equipo imprimían mayor verticalidad y velocidad a un fútbol, hasta entonces, encorsetado.

El primer tiempo había sido horrible. Un Betis dando pases largos en el arranque -nada habitual-, que parecía desconectado de la relevancia de una cita histórica con una final que va a disputarse en el Benito Villamarín. El de siempre, Canales, y un chavalito recién llegado, Lainez, tiraban del carro. El extremo mexicano incluso hacía gestos con las manos para pedir intensidad a sus compañeros. Salvo en un libre directo lanzado fuera por Canales, los de Setién ni siquiera tiraron a puerta, mientras que Baptistao enviaba un balón al larguero y en la segunda oportunidad que tuvo adelantó de cabeza en una falta a los de Rubí.

Se activó el Betis a partir del minuto 60 y fue capaz de dar un giro radical a una dinámica que conducía al drama. Joaquín sacó galones, Sergio León metió mordiente y Lo Celso la magia para igualar la eliminatoria. La roja a Marc Roca allanaba el camino en una prórroga en la que supo sentenciar el Betis -Mandi hizo el tercero-. Delirio, éxtasis y la ilusión de volver a luchar por una final de Copa.

La decepción se fraguó en el Nou Camp, donde el Sevilla tiró la ventaja de dos tantos que obtuvo en el Sánchez-Pizjuán saliendo derrotado antes de jugar. Todo se dio mal. Un arbitraje que allanó el camino al Barça -penalti muy riguroso de Promes a Messi; un balón al palo en un remate de tacón de André Silva; un penalti fallado por Banega con 2-0 en el marcador… pero quedó señalado Machín, quien volvió a hacer pequeño a su equipo en otro gran escenario.

En una 'final', ante un Barça con Messi, Luis Suárez y todo su arsenal, Machín no tendría que haber dado la más mínima ventaja a su rival. Y se la dio. Renunció a los dos puntas, dejó a Ben Yedder en el banquillo, haciendo una explícita declaración de intenciones el día que necesitas hacer un gol por el valor doble que tienen los goles en la Copa. Apostó por Juan Soriano, magnífico para hacer vestuario y para dar su sitio al chaval, pero errónea decisión cuando el escalón entre él y Vaclick es tan grande. También dio la titularidad a Arana, quien ha estado más fuera que dentro del Sevilla. Estuvo a buen nivel, marcó un golazo, pero rompió la línea de fuera de juego habilitando a Rakitic en el 2-0.

En los pequeños detalles, ante clubes tan poderosos como el Barça, se pierden partidos y eliminatorias. Y hubo demasiados pequeños detalles que no cuidó Machín. Tardó un mundo, por ejemplo, en dar entrada a Ben Yedder, quien tuvo poco más de diez minutos para intentar hacer un gol que habría podido cambiar el rumbo de la eliminatoria. Adiós sin competir. Escandalosa goleada encajada. Desastroso Sevilla y lección que debe aprender Machín para el futuro. Adiós al derbi copero.
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