José Antonio Rivero3 min lecturaLa noticia del fallecimiento de Guillem Timoner, el renombrado ciclista mallorquín y seis veces campeón del mundo en ciclismo en pista, ha dejado una profunda tristeza en el mundo del deporte y especialmente en la comunidad ciclista. Timoner, cuyo legado trasciende generaciones, falleció a la edad de 97 años en su ciudad natal, Felanitx (Mallorca), dejando detrás de sí una carrera impresionante y un impacto duradero en el mundo del ciclismo.
A lo largo de su ilustre carrera, Guillem Timoner demostró ser una fuerza imparable en el medio fondo tras moto. Conquistando seis títulos mundiales en competencias internacionales, estableció un estándar de excelencia que pocos podrían igualar. Sus victorias en emblemáticas ciudades europeas como Milán, Ámsterdam, Leipzig, París y San Sebastián lo consagraron como uno de los ciclistas más destacados de su época y un verdadero referente en su disciplina.
La pasión y dedicación de Timoner trascendieron más allá de las pistas de ciclismo. Una vez retirado de la competición, compartió su experiencia y conocimiento al asumir el cargo de seleccionador español de pista durante el período de 1971 a 1978. Su contribución al desarrollo de jóvenes ciclistas y su compromiso con el deporte fueron invaluables, dejando una huella duradera en el ciclismo español.
Las distinciones y honores que recibió a lo largo de su vida reflejan la grandeza de su legado. Medallas de Oro al Mérito Deportivo, reconocimientos municipales en la Ciudad de Palma y Baleares, y premios como el Siurell de Plata de Última Hora y el Premi Ramón Llull, son solo algunos ejemplos del reconocimiento que se ganó a lo largo de los años.
Felanitx, su ciudad natal, rindió homenaje a Guillem Timoner de manera significativa. Calles, un polideportivo e incluso una escultura conmemorativa en uno de los accesos a la ciudad, son testimonio del profundo respeto y admiración que su comunidad sentía por él.
Si bien su partida deja un vacío en el mundo del ciclismo, el legado de Guillem Timoner perdurará como un recordatorio de la pasión, dedicación y excelencia que pueden alcanzarse en el deporte. Su historia inspiradora continuará motivando a ciclistas y aficionados por igual, y su nombre seguirá siendo sinónimo de grandeza en el mundo del ciclismo en pista.
Guillem Timoner se mantendrá como un faro que guía a futuras generaciones de ciclistas, un ejemplo de lo que es posible lograr con determinación y esfuerzo. Su memoria seguirá viva en cada competencia, en cada pedalada y en el corazón de todos aquellos que admiran y respetan su legado. Mallorca y el mundo del ciclismo lloran su partida, pero su luz seguirá brillando en el firmamento del deporte que tanto amó y en el que dejó una huella imborrable.
