Ya se conoce el número de entradas para Budapest y los requisitos necesarios

El primer partido con público en la elite europea tras el parón tendrá compo protagonista al Sevilla al levantar su sexta Europa League y medirse con el Bayern en la Supercopa que se disputará el 24 de septiembre en Budapest. Así, el Comité Ejecutivo de la UEFA comunicó días atrás que se permitirá que la Supercopa de la UEFA de 2020 cuente con un aforo del 30% en el Puskas Arenas, escenario de la final.
Quedaba por saber cuántas entradas quedarían a disposición de los dos clubes y hoy mismo el diario germano Bild, a falta de confirmación oficial, ha informado de que a cada participante se le concederán 3.000 entradas de las 20.100 localidades que se habilitarán para respetar las distancias. Lógicamente, Sevilla y Bayern decidirán la forma de repartir dichas entradas y cuántas ponen al alcance de los aficionados.
El problema radica en que para acompañar al Sevilla en esta nueva final, al margen de la fortuna de entrar entre los elegidos, hay que cumplir unas condiciones estrictas para garantizar la seguridad sanitaria, disponiendo de varias opciones para probar que no padece Covid-19.
La primera de ellas es certificar el resultado negativo de dos pruebas PCR realizadas durante los cinco días anteriores a la entrada al país y con un margen mínimo de 48 horas entre ellas. Por si fuera poco, hay que presentarlo en inglés o en húngaro, condiciones exigidas por el gobierno de Hungría debido a la pandemia.
Esta misma exigencia idiomática se requiere en la segunda posibilidad, que se trata de un certificado que demuestre que se ha pasado la enfermedad. La tercera vía no precisa ningún tipo de documento pero es la más complicada, pues el aficionado se enfrentaría a una cuarentena de 14 días en Budapest, lo que supondría viajar mucho antes de la final con lo que ello conlleva temporal y económicamente. Pese a todo, seguro que el Sevilla no estará ni mucho menos solo en el Puskas Arenas.
Quedaba por saber cuántas entradas quedarían a disposición de los dos clubes y hoy mismo el diario germano Bild, a falta de confirmación oficial, ha informado de que a cada participante se le concederán 3.000 entradas de las 20.100 localidades que se habilitarán para respetar las distancias. Lógicamente, Sevilla y Bayern decidirán la forma de repartir dichas entradas y cuántas ponen al alcance de los aficionados.
El problema radica en que para acompañar al Sevilla en esta nueva final, al margen de la fortuna de entrar entre los elegidos, hay que cumplir unas condiciones estrictas para garantizar la seguridad sanitaria, disponiendo de varias opciones para probar que no padece Covid-19.
La primera de ellas es certificar el resultado negativo de dos pruebas PCR realizadas durante los cinco días anteriores a la entrada al país y con un margen mínimo de 48 horas entre ellas. Por si fuera poco, hay que presentarlo en inglés o en húngaro, condiciones exigidas por el gobierno de Hungría debido a la pandemia.
Esta misma exigencia idiomática se requiere en la segunda posibilidad, que se trata de un certificado que demuestre que se ha pasado la enfermedad. La tercera vía no precisa ningún tipo de documento pero es la más complicada, pues el aficionado se enfrentaría a una cuarentena de 14 días en Budapest, lo que supondría viajar mucho antes de la final con lo que ello conlleva temporal y económicamente. Pese a todo, seguro que el Sevilla no estará ni mucho menos solo en el Puskas Arenas.