No por habitual -trece semifinales en el siglo XXI- deja de ser histórico. El
Sevilla tiene ante sí la posibilidad de plantarse en una nueva final y pelear por otro título. Palabras mayores que impiden no mirar de reojo a la cita del próximo miércoles ante el
Leganés.
Hasta
Montella, fiel defensor de no tocar lo que funciona, está decidido a cambiar pensando en esa cita, con hombres y un esquema nuevos. Pero los efluvios de esa
Copa tan dulce, que por sí sola podría convertir en un éxito la temporada, no deben obnubilar a un equipo que, como todos, tiene en la
Liga su ración diaria. Porque es el campeonato doméstico el que da de comer y en él urge morder.
Hasta ahora, las mejores sensaciones y prestaciones producidas tras el relevo en el banquillo sólo han servido para sumar un triunfo, lo que unido a la anterior etapa deja un pobre balance de cinco puntos logrados de los últimos 21 en juego. Números paupérrimos que, sin dejar de apuntar a la
Champions, obligan a mirar también hacia abajo, pues el
Celta, octavo, se encuentra a dos puntos y su rival de hoy, el
Eibar, a cuatro.
Es por todo ello que urge una reacción liguera. Y
Montella la buscará con un nuevo plan, a tenor de sus pruebas. Así, el italiano podría apostar por un cambio de sistema para pasar a jugar por vez primera con dos puntas en un 4-4-2, con
Ben Yedder y
Sandro juntos para reservar a su titular,
Muriel, haciendo debutar además a
Layún como lateral derecho y a
Roque Mesa como acompañante de
Nzonzi, mientras que a Arana aún le queda.
Además,
Nolito entrará por
Correa, con lo que el 'Aeroplanino' refrescaría su once tipo con hasta cinco novedades, amén de la obligada en el eje de la zaga, donde la sanción de
Mercado posibilitará el regreso de
Pareja, ya que
Kjaer sigue con molestias.
Un equipo muy renovado y con más pegada sobre el papel que de este modo buscará adaptarse a las especiales condiciones de Ipurua para practicar a priori un fútbol más directo, ya que no están los que mejor saben leer el juego entre líneas, un
'Mudo' Vázquez que se ha quedado en la capital hispalense y
Éver Banega, el timón al que
Montella dará descanso.
El cansancio acumulado de un intenso enero, por tanto, debe quedar atenuado con este incierto giro de timón, dando respuesta así a la intención armera de plantear un partido de mucho contacto para aprovechar su teórica superioridad física. Para ello,
Mendilibar recuperará a hombres como Capa,
Dani García o
Charles, a los que dio descanso en San Mamés, con la duda de si poner a sus dos puntas sanos en liza -
Sergi Enrich está lesionado- o incluir a
Orellana y formar con un 4-2-3-1. Un bloque compacto y con las ideas muy claras que requerirá la máxima atención sevillista. Porque con la
Copa sólo no se come.