Ganso, frustrado pero no arrepentido

Ganso, frustrado pero no arrepentido
Ganso, en su primer día como jugador del Sevilla. - Enrique García
Enrique GarcíaEnrique García4 min lectura
A sus 26 años Ganso seguía jugando en Brasil. Estrella nacional, icono publicitario, internacional brasileño. Lo tenía todo y nunca se había llegado a consumar su traspaso al fútbol europeo. Nadie se atrevía a apostar por el talento del '10' del Sao Paulo y, cuando algún club aparecía, era él quien no daba el paso. Su rendimiento se tornó regular en 2016 y entonces apareció Sampaoli, quien convenció a Monchi para que fichara al de Ananindeua en una operación que se fue a los diez millones de euros en concepto de traspaso más una ficha jugosa, por encima del millón y medio neto por curso en cuatro temporadas.

Sampaoli lo imaginó como su Pirlo, luego se encontró a Nzonzi y pensó en Ganso para la mediapunta. Al final, ni él, que en diciembre pidió que le buscaran una salida, ni ninguno de los otros tres entrenadores entendieron su fútbol. Berizzo fue el que más partido le sacó. Montella lo eliminó de la lista de la Champions el mismo día que le pidió que se entrenara a tope porque iba a contar con él. Incomprendido por sus técnicos, un sector de la afición siempre confió en su magia, administrada con cuentagotas.

Pese a todo, Ganso no se arrepiente del paso que dio en su día y que le ha privado, entre otras cosas, de haber disputado un Mundial de Rusia para el que hubiera sido fijo de haber seguido en el Sao Paulo. Los más cercanos a él subrayan que el futbolista nunca ha perdido la sonrisa desde que llegó a Sevilla y, pese a la imagen de indolencia que puede transmitir en ocasiones, se siente frustrado por no haber podido devolver al Sevilla y al sevillismo la confianza depositada en él. Tampoco guarda ningún tipo de rencor a los entrenadores que ha tenido, de los que dice que ha aprendido, y entiende que él tambien es responsable de su propia situación. Por sus condiciones, es un jugador difícil de amoldar a un sistema en el que pueda desenvolverse con libertad en la mediapunta. Los dos equipos que lo pretenden en España han pensado en él para un 4-4-2, jugando por detrás del punta. Además, la competencia en el Sevilla por un puesto es feroz y no permite dudas. Un equipo de menor tamaño, en el que se sienta titular cada partido debería ser el ecosistema en el que Ganso pueda crecer.

Quiere demostrar su valía en España
Desde su llegada al Sevilla las posibilidades de volver a Brasil han sido numerosas. En cada ventana se ha abierto la posibilidad. La última, surgida hace apenas unas horas, viene en forma de ofertas de Corinthians y Flamengo para repatriarlo. Hasta ahora, Ganso se ha mostrado reacio. Regresar sería admitir el fracaso, por eso apura las opciones de seguir en LaLiga, un fútbol al que cree que puede dar mucho. Necesita que alguien apueste por él. Lo de conseguir el pasaporte español es secundario, pues sabe que en Brasil no le haría falta para seguir jugando al menos un lustro más. De momento, hay dos propuestas de cesión de clubes españoles y Ganso espera el sí del Sevilla con la ilusión de poder regresar al Sánchez-Pizjuán y ser el futbolista que imaginaron en Nervión cuando lo incorporaron en 2016.
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